DE PASEO POR ANTIOQUIA: VAMOS P’AL OCCIDENTE, ¡HISTORIA, ORO, TURISMO Y GENTE MARAVILLOSA!

Informe El Occidental

Llegar al occidente antioqueño puede convertirse en la experiencia más variada que visitante alguno pueda experimentar, conocer la historia de la conquista, mezclarla con el placer del sol y la buena mesa, las tierras arrugadas, el río Cauca y cuencas tributarias del río Atrato es estar en la región aurífera y cuprífera con más futuro de Antioquia, son parte del exclusivo recorrido para propios y visitantes.

Salir de Medellín hacia la tierra donde el mariscal Jorge Robledo tuvo protagonismo, es estar en 34 kilómetros, durante 30 minutos, traspasando el túnel Fernando Gómez Martínez para unir los valles de Aburrá y el Cauca con el Tonusco, y llegar a San Jerónimo, el municipio de occidente más cerca de Medellín, que ofrece finca hoteles para el descanso y el entretenimiento. Allí encuentra una buena hotelería y oferta gastronómica inspirada en su historia; la tierra de Atanasio Girardot y Darío Gómez, “El Rey del Despecho”, también es llamativa para ir a la gruta del Santo que lleva su nombre, San Jerónimo, y que tiene el poder de curar los males y enfermedades con solo tomar agua de su fuente.

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Ebéjico también limita con Medellín y en su recorrido de 45 km y en una horita larga está el visitante disfrutando de su buen clima, pareciendo que el tiempo hiciera pausa por la tranquilidad y sosiego que se experimenta disfrutando un excelente café que allí se cultiva y ofrece. Llegar a Sevilla, su principal corregimiento, es disfrutar de la mejor fábrica de paisajes hacia donde se pierde en el horizonte el hilo del río que cruza la región de sur a norte.

En la ruta encuentras a Sopetrán, la mundialmente conocida tierra de las frutas, y un pan llamado “Julito” que siempre que vayas debes probar y degustar o de lo contrario es como si no hubieras ido a la tierra del gran ingeniero José María Villa, quien dejó el famoso puente arquitectónico que une a Santa Fe con Olaya y construyó el de Puente Iglesias y La Pintada. Es el personaje más reconocido por sus locales y orgullo de la región. Sopetrán, la de La Virgen Morena, la del corregimiento Horizontes donde las nieves se confunden con la montaña y el cielo; donde en su trayecto subiendo la loma en tardes de luna llena, esta reemplaza al sol en su resplandor al relevarlo cuando se oculta hacia el Pacífico y ella irrumpe con su salida por la cordillera central.

Cuando sigues tu ruta hacia el río Cauca tienes tres opciones, por la margen izquierda, vía hacia el suroeste llegas a Caicedo y Anzá, dos poblaciones pequeñas pero encantadoras. En estas dos poblaciones se cultiva y se degusta un café de excelentes condiciones, calidad y sabores. Y le están apostando a la apicultura como una fuente de ingresos familiares.

EL HERMOSO PAISAJE DE HORIZONTES – CORREGIMIENTO DE SOPETRÁN

Caicedo es una reserva hídrica del occidente que comparte con Anzá y Santa Fe de Antioquia el Corredor de las Alegrías, una reserva natural de grandes dimensiones y pulmón de la región. Que invita a visitarla por lo que comporta en su historia y las caminatas con cabalgatas permite alentar ese tipo de turismo. Caicedo y el cultivo de aguacate Hass nos puede enseñar bastante sobre esos asuntos. Y el café, mayor productor del grano en la región.

Anzá por su parte es el verdadero “Mirador del Cauca” y su historia del ferrocarril hace 100 años, de su templo, de su riqueza minera y de su historia oral.

Cuando avanzas hacia la derecha por Sopetrán ingresas a los municipios de Olaya, el de la Virgen de las Nieves, el de Sucre que inspiró, en los años 70, la construcción del Pueblito Paisa en el Cerro Nutibara, el que produce vino de las más altas calificaciones y nos permite a todos, aproximarnos a ese antiguo mundo del viñedo bíblico.

Liborina y el contraste de climas que permite que nazca y florezca “el liborino”, frijol ancestral y nativo y único en su género; como único es Marfil, José David Monsalve Velásquez; músico y compositor americano que terminó su vida en la ciudad de Buenos Aires cantándole al café y la caña de su tierra.

Llegando a Sabanalarga la tierra de la “Reina del Despecho” Arelys Henao y lleno de historias de mulas, caminos y minería. Dicen que la fundó María Centeno, la minera legendaria de la minería colonial, construyendo su iglesia en una noche y saltando el Cauca en su mula.

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PUENTE DE OCCIDENTE – Conecta los municipios de Santa Fe de Antioquia con Sabanalarga, Liborina, Olaya, Sopetrán.

La ruta en línea recta te conduce desde Medellín en menos de 40 minutos a la Ciudad Madre, Santa Fe de Antioquia, conocida por muchos y queriendo conocerla todos. Con encantos turísticos conocidos y otros tantos por descubrir y conocer. La de Mon y Velarde que alguna vez pronosticó que de ser la provincia más atrasada del reino, será la más avanzada.

Avanzas hacia Buriticá, la montaña de oro, la fundada en 1616; la de los chinos con su aplicación más avanzada de tecnología en la explotación del metal que nos ha acompañado desde tiempos inmemoriales. Donde también encontramos las ambiciones desbordadas por el oro de María Centeno. Y luego Giraldo, la que fuera la tierra del anís para el etílico anisado que producía la Fábrica de Licores de Antioquia. Café y más café de Giraldo en honor a sus tierras y climas.

Más adelante encuentras a Cañasgordas, la de finales del siglo XVIII, la de la boca occidental del túnel más largo de América, la de los hipogeos y la cultura del café, la de entre montañas, la del Cristo Milagroso.

FRONTINO – CUNA DE ARTISTAS, DE LA CAÑA Y CASA DE LA SANTA MADRE LAURA EN SU MISIÓN.

Avanzas hacia Uramita y su bosque seco tropical, sus tierras pródigas para la agricultura de ladera, la que nos provee en mayor producción del limón Tahití en Antioquia, la de la unión de los ríos que se abrazan en su almendra urbana. La sobrepasas y llegas a Peque, la verdadera capital de la montaña, donde la historia oficial indica fue fundada la Ciudad de Antiochía, hoy la perla del Tonusco. La del frijol y aguacate criollo, la de las mulas de trabajo y laderas escarpadas. La de los termales y de gentes domadoras de montañas y que sus límites se mueren en el charco inmenso de Hidroituango y entra al imponente Nudo del Paramillo.

Nuestro último municipio vía terrestre es Dabeiba, límites con Urabá, lleno de aguas, bosques y minería, flora y fauna silvestre, el fundado y bien trazado por el ingeniero y minero inglés Juan Enrique White, tronco principal de ese apellido en Colombia. La de agricultura de ladera en abundancia. La de población indígena primigenia ancestral; acá la Madre Laura se asentó a catequizarlos convirtiéndose, con Frontino, en las dos comunidades indígenas soporte de elevación a los altares del mundo católico de nuestra Santa.

Un desvío en la margen izquierda entre Cañasgordas y Uramita, te lleva a Frontino, lugar donde fue la segunda fundación de Santa Fe de Antioquia, La Ciudad de Antiochía, la del Asia menor, capital del cristianismo durante el imperio romano. Donde los conquistadores que entraron por Urabá llevaron al mejor clima para la caña de azúcar y el ganado bovino de la India, produciendo la aguadepanela con quesito, que con adición de arepa de maíz niño, construyeron una receta ancestralmente antioqueña. La tierra donde nació el primer paisa, Pablo Jerónimo Muñoz y Collante, luego sacerdote; la de los cinco valles lindos que describieran los cronistas de indias que están ahí con su verdor generando la más esplendorosa fábrica de paisajes que, con la altura superior del Cerro El Plateado, dibuja el perfil de la indígena, que con su embarazo insinuado, guardaba la semilla de la sangre de su raza ante la arremetida exterminadora del conquistador. La agroindustrial panelera y lechera. La de la minería prehispánica del “Arrastre”, sistema de explotación aurífera que solamente se conserva, en el planeta tierra, en Frontino, Abriaquí y en Zimbabue, país del África, extrayendo el metal de manera limpia y ecológica. La del “Santuario de La Selva” de la Madre Laura, única santa colombiana que estableciera acuerdos con Dios para que las corrientes de agua y las culebras no le causaran la muerte a sus alumnas y monjas de su comunidad. Conservando la cascada inspiradora y la piedra donde se sentaba a expandir dentro de las gentes, la doctrina cristiana. La del oro y el cacique Nutibara.

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Cierras esta vía con Abriaquí donde la mulada de María Centeno recibió la orden de enterrar cargamento de oro señalando que, “Abriaquí” un hoyo. La del agua entre valles verdes que produce a la vista sensación de libertad y frescura, la que enamoró al gobernador sacrificado Antonio Roldán Betancur al final de la década de los 80. La minera y lechera. “La acuarela de Antioquia”. Donde la gente se muere de felicidad y no hay homicidios.

No podemos olvidar que a nuestra región pertenecen los municipios de Armenia Mantequilla y Heliconia que tienen más fácil acceso por San Antonio de Prado. Heliconia, históricamente conocida como la Guaca, la de las minas de sal durante la colonia e independencia; la tierra de Cosiaca, el legendario personaje paisa de finales del siglo XIX y principios del XX.

Y finalmente Armenia Mantequilla, que por sus copos de árboles fue adquiriendo este apodo y otros señalan que esa formación geográfica la envolvía las nubes pareciéndola una bola de mantequilla. Qué buen espectáculo que alimenta lo sensorial, es divisar para todos lados desde esa tierra cordillerana los mejores paisajes para el descanso.

¡Ahí está pues, el occidente antioqueño, en un recorrido a mano alzada para disfrute del mundo entero!

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