Informe exclusivo para El Occidental
No tomar decisiones rápidas y oportunas, que no sean ilegales pero que estén dentro de la lógica, lleva fácilmente a que se presenten desastres por incompetencia de los funcionarios, más no por falta de competencia legal de los mismos.
Esta historia real que ocurrió en un municipio de Antioquia, con las evidencias y pruebas de las fotos y cartas a las diferentes oficinas públicas, que fue conocida por El Occidental, es el fiel reflejo de lo que puede significar la inoperancia del estado, la incompetencia de los funcionarios y las normas que nos rigen; en un caso que pudo resolverse fácilmente si un servidor público de los dos a los que se le tocaron las puertas, hubiera asumido un mínimo riesgo o tomado una decisión acertada en su momento para salvar esta obra de infraestructura que hoy está caída y no se sabe si se podrá recuperar fácilmente, por sus altos costos de reconstrucción.
Nuestra fuente, que por seguridad pidió reserva absoluta de su nombre y del municipio donde esto ocurrió nos contó con pruebas en manos que hace un poco más de dos años le informó a la alcaldía respectiva que una borrasca había llegado con mucho material de arrastre y piedras y se había instalado debajo de un gigante puente que comunicaba a varias comunidades veredales con la cabecera municipal. Con fotos y videos en mano pidió que le dejaran sacar ese material del río con unas máquinas para poder salvar el puente y que él lo aprovechaba en su pequeña empresa de materiales para venderlo o que de lo contrario lo hicieran ellos, pero que salvaran el puente antes de que otra creciente de agua y material de arrastre llegara y se llevara el puente que vale varios miles de millones de pesos.
La respuesta del funcionario de esta alcaldía fue que tramitara todos los permisos necesarios para poder autorizarle la extracción. Hasta ahí todo es correcto, hay que someterse a la normas vigentes y el ciudadano salió a buscar la solución en las entidades donde debían darle el permiso, según lo dicho en el despacho municipal.
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El interesado acudió con esta instrucción a la autoridad minera y ambiental competente para gestionar el permiso, la respuesta que esta nueva dependencia le dió, era que podía sacar el material, pero que no lo podía aprovechar ni vender porque no tenía un titulo minero ni una licencia ambiental que así lo facultara. Quedaba claro entonces que el ciudadano que estaba llevando la información con fotos y videos en mano y tramitando el permiso, estaba autorizado para retirar el material, hacer una inversión en maquinaria y trabajadores, pero debía disponer el material en algún lugar sin venderlo. Lo que se ya se convertía en un cuento macondiano.
Para entender en términos sencillos que fue lo que pasó, le dijeron, haga el gasto, pero no podrá recuperar nada del dinero, es decir hágale el favor al estado, saque el material y póngalo en algún lugar, pero cuidado con venderlo. Salve usted el puente señor, que el estado no lo hará.
Sin embargo pasó el tiempo y ninguna de las dos autoridades donde se hizo el trámite solucionó el tema y al parecer tampoco lo escaló a otras instancias departamentales y nacionales para poder salvar el puente. El material se seguía acumulando hasta que recientemente una nueva avalancha de agua, arenas y piedras se llevó el puente. Las autoridades de gestión y prevención del riesgo ya por fin llegaron a atender el desastre que pudo haberse prevenido si a este ciudadano se le autoriza hace dos años sacar las arenas y materiales que llegaron a apilonarse debajo del puente y que las autoridades “competentes” conocieron con mucha antelación. Esta es realmente la Crónica de una caída anunciada.
Ahora solo está el río, algo de material y el puente ya no existe, pero sí muchas personas perjudicadas con la caída de la infraestructura que servía a estas comunidades. No hubo atención ni una decisión oportuna. Este es el típico ejemplo de que la burocracia improductiva deja caer puentes, mientras que los buenos servidores hubieran tendido puentes entre las diferentes autoridades para salvar lo que el agua se llevó. Y así podemos concluir que habrá otros cien años de soledad para estos puentes que esperan que los salve un buen servidor público.
*FOTO DE PORTADA TOMADA DE INFOBAE*
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