Por: Félix Alfazar González Mira
En el gobierno de Andrés Julián Rendón la consigna siempre es que “hay que hacer que las cosas pasen” y no dejarse envolver por la rutina embrutecedora y procrastinadora que está siempre, lamentablemente, en el ejercicio del gobierno.
En Frontino, zona cultivadora de caña para panela, se construyó hace 16 años, una planta para producir alcohol carburante que estaba en boga en esos momentos. Entregar 5 mil litros al mercado era como el propósito inicial, además que dicha induatria se familiarizara con los productores de la región que permitiera escalar la producción y posibilitara, en la época de bajos precios de la panela, tener alternativa rentable que ayudara a los productores de caña a sostener su negocio.

Diferentes alternativas se han explorado para mirar qué utilización se les hace a ese esfuerzo industrial establecido en la presidencia de Álvaro Uribe, primera gobernación de Aníbal Gaviria y luego alcaldía de Balmore González. Hasta ahora todos han sido con nulos resultados y la Universidad de Antioquia lo ha tomado como parte de su infraestructura de docencia. He escuchado a éstos últimos hablar del gran potencial de la planta para producir diferentes bienes derivados de la caña que podrían ocupar un buen espacio en el mercado de esos productos. Alcoholes de distinta naturaleza, biofertilizantes, ensilaje para alimentar ganados y materias primas diversas para entregar productos finales.
El asesor del gobernador, Dr José Obdulio Gaviria, tuvo a bien invitar al empresario de licores artesanales y de origen que ha sabido aprovechar la llamada Ley Paloma, 2005 de 2019, que permite a los productores de panela producir rones y licores de manera artesanal sin toda la parafernalia que exije la industria de licores de los departamentos.
El Dr Samuel Hoyos, empresario de licores artesanales que produce el ron Amuleto y el aguardiente Desquite en San Francisco ( Cundinamarca) nos visitó en Musinga encontrando un gran potencial para esa actividad que podría convertirse en el filón adecuado para activar esa industria en nuestra región.
Desde niño he escuchado que la zona de Urabá ha sido el “mercado cautivo” de nuestra panela. Nada impediría que se convirtiera en lo mismo para nuestros rones y licores.
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“La Candela” ha sido un licor ancestral y artesanal que se produce en alambiques en Santa Fé de Antioquia. He visto que ha avanzado en su consumo y las presentaciones que lo hacen más atractivos. Cócteles con ese producto son bien recibidos por los paladares de los citadinos y los visitantes.
Le llamó la atención al Dr Hoyos que ese licor estuviera compuesto de maíz y panela o guarapo; dejando a los productores de la Ciudad recomendaciones como registrar la marca, de manera colectiva, en la Superintendencia de Industria y Comercio, medir el grado de alcohol de cada productor, cortar la cabeza en la producción del licor, mirar posibilidades del alambique por parte de la gobernación y la alcaldía, sacarle registro Invima. En éstas materias es importante mirar la ley de la Panela 2005/2019 y buscar la ayuda de la Federación Nacional de Productores de Panela.
Si el “Biche” o ” Viche” como bebida artesanal derivada de la caña de azúcar y producida en el Pacífico colombiano, se ha convertido en patrimonio cultural, porqué no llevar la “Candela” hasta esos escenarios toda vez que cumple con todas las condiciones para serlo.
Bueno, ahí tenemos en éstas dos ciudades hermanas, “La Ciudad de Antiochía” y “La Villa de Santa Fé”, ambas posibilidades de activar ésta actividad licorera que rebotará sobre el empleo, el ingreso y la riqueza de sus gentes .
