Por Sergio A. Restrepo Alzate
Su nombre significa “lugar de colibríes”. La capital del imperio purépecha o tarasco se levantó en Huitzitzilan México, que en náhuatl significa “lugar abundante en colibríes”.
Recién, tuve la oportunidad de visitar México donde logré conocer algunas tradiciones, visitar algunas localidades y apreciar las aves del lugar, de esa visita me sorprendió el pueblo Tzintzuntzan en Michoacán, donde es sorprendente su arquitectura vernácula de casas de un piso, sus techos de teja, zonas arqueológicas en las que se exhiben vasijas de barro, ornamentos de metal y piedras semipreciosas que, alguna vez, pertenecieron a un purépecha, sí, alguien que vivió en el lugar de los colibríes.
Según las tradiciones, los tarascos levantaron su capital en Huitzitzilan, que en náhuatl significa “lugar abundante en colibríes”, traduciendo este nombre a su lengua como Tzintzuntzan. También se ha propuesto que el significado es “lugar del colibrí mensajero”.
¿Por qué era importante el colibrí para los tarascos? Para los mexicas el colibrí era la representación animal de su divinidad tutelar, Huitzilopochtli, “colibrí zurdo”, dios que incluso los había guiado en su mítica peregrinación hacia el sur. Los tarascos llamaban a este mítico dios Tzintzuuquixu, “el colibrí del sur”, lo que podría crear la hipótesis de que el concepto divino sobre la legendaria fue compartido en su origen por las dos culturas. Incluso existió un rey tarasco llamado Tzintzuni, “colibrí”.
Cuenta una leyenda, que cuando a un hombre o mujer le llega la hora de su muerte, su alma se desprende de su cuerpo y vuela libremente hasta posarse en una flor. Allí, oculta y a salvo, espera, viendo pasar los días y las noches, mojándose con la lluvia y protegiéndose del viento con cada pétalo que la resguarda. Dicen que en la flor, el alma se purifica, se perfuma, se conecta con la tierra que la ha visto nacer.
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Pero un día llega a ella un colibrí y la descubre entre los pétalos. Si es la elegida y le ha llegado el momento, amorosamente la recoge y la lleva sobre su cuerpo volando hacia el paraíso.
Ésa, según cuentan los más sabios de los pueblos más antiguos, es la razón por la cual los colibríes saltan de flor en flor y se alejan volando rápidamente hasta perderse entre las nubes.
La Esmeralda Mexicana (Cynanthus auriceps)
La Esmeralda Mexicana, es un colibrí pequeño de cola ahorquillada, endémico del oeste de México. Prefiere matorrales arbolados, bordes de bosque y manchones de flores, principalmente en hábitats secos. Los machos suelen percharse en ramitas altas y expuestas. Éstos son muy distintivos: completamente verde esmeralda (la corona más que dorada es verde dorado), la cola es muy horquetada y larga, el pico es rojizo con punta negra. La hembra tiene cara rayada y pico similar al macho. (eBird)
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Los colibríes también conocidos como picaflor, es una de las aves favoritas para ser observadas y fotografiadas por su gran colorido, belleza y por supuesto por sus rápidos movimientos, que lo convierten en un objetivo difícil de capturar en una imagen nítida. Estos pajaritos están entre las aves más pequeñas del mundo, y nos regalan la oportunidad de observarlos a lo largo y ancho del Continente Americano, de donde son originarios. Algunas especies habitan los bosques tropicales, otras los bosques templados. Por sus características, la familia de los Colibríes (Trochilidae) es bastante distinta a cualquier otra familia de aves, además de estar entre las más numerosas y variadas (unas 320 especies en más de 100 géneros).
Su mayor característica es, además del rápido batir de sus alas (unas 1,250 veces por minuto), capaz de moverse indistintamente en cualquier dirección, siendo capaz de volar “cabeza abajo” por cortas distancias. Dada la extrema velocidad con la que baten sus alas, en algunos lugares del continente americano se les ha llamado “pájaros mosca”, ya que además de producir un zumbido característico (como el de una mosca), tienen la asombrosa capacidad de mantenerse estáticos en el aire. Esta actividad metabólica en alta velocidad implica que como cualquier máquina, requieren consumir una gran cantidad de energía a intervalos de tiempo cortos.
Asimismo, hay quienes creen que Tzintzuntzan es un nombre onomatopéyico que repite silábicamente el ruido que los colibríes hacen al volar.
México alberga 59 especies de colibríes, Colombia unas 150, lo que nos convierte el país con mas especies en el mundo, y si bien Michoacán tiene aquella localidad Tzintzuntzan, en nuestro territorio,con más frecuencia escuchamos el batir de las alas de un algún colibrí, Tzin -tzun- tzan.