Análisis El OCCIDENTAL
Un pobre debate en ideas rompió con la campaña un poco aburrida de los Estados Unidos. Unos candidatos sin profundidad y sin propuestas se vieron, por fin, frente a frente con millones de televidentes un poco frustrados por el nivel del mismo.
El debate de Pensilvania de la noche del 10 de septiembre, un día antes de la conmemoración de la caída de las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001, podría compararse con la caída de la torre Trump. La candidata demócrata Kamala Harris derrumbó, literalmente, el mito de Donald Trump como el más versado y favorito.
El próximo 5 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones en el país más poderoso del mundo y en todo el planeta había expectativas por el debate entre los dos candidatos que a partir de enero de 2025, uno de ellos, dirigirá por cuatro años la poderosa nación del tío Sam.
Una Kamala Harris con un rostro amable y sonriente y un Donald Trump adusto y poco innovador, durante dos horas lograron decepcionar a muchos de quienes los veían con interés por saber quién será el próximo presidente de los Estados Unidos de América.
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En el país del norte está puesta la atención mundial, pues temas como el comportamiento y manejo de los conflictos mundiales, desde Ucrania-Rusia, Israel-Hamas en Palestina y el tema Afganistán; así como las relaciones con las dictaduras establecidas en el mundo, así como las de américa central y del sur, son temas de preocupación para el próximo cuatrienio.
La política para los migrantes, la salud para nativos y residentes en ese país y el tema de los migrantes y sobre todo el manejo de la economía, están en la agenda de cada uno de los habitantes del coloso del norte, pero también de millones de familia afuera que reciben divisas y tienen a sus familiares en esta nación. Temas que fueron abordando sin ninguna profundidad y más con retaliaciones personales, dejando por fuera el análisis de las drogas y la política que se aplicará para las mismas dentro y fuera de las fronteras.
La economía, esa preocupación grande de los estadounidenses, no fue tampoco el elemento desequilibrante entre un Donald Trump que solo se limitó a decir que la volvería a fortalecer y una Kamala que lo increpó aduciendo que sus políticas solo beneficiaban a los poderosos y se había olvidado de la clase media.
En conclusión, un debate que lo gana Kamala Harris pero que concluimos pierde los Estados Unidos por su bajo nivel de propuestas y por unos candidatos que de verdad dan vergüenza en sus exposiciones, pues las mismas deberían estar al nivel de los grandes estadistas y grandes líderes mundiales que como presidentes en la historia de este país, han sido admirados en el mundo por su capacidad y no por su opacidad.
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