El reto de ser ciudadanos, una reflexión a 2026

Por: Juan Diego Barrera Arias

He pensado que de todo mal rato debe de rescatarse el aprendizaje, el aprendizaje que retribuye y contribuye al crecimiento, la autocrítica que permite el replanteamiento y la sensatez que redirija a los senderos de un mejor futuro. Este es la mejor reflexión de esta oscura noche. 

La historia, con sus luces y sombras, es una maestra implacable. Nos muestra con crudeza las consecuencias de la indiferencia, del autoritarismo, la vanidad y el ego…

Aprender de los errores no es solo un ejercicio académico; es un deber ético y político. La memoria nos permite reconocer patrones, evitar repetir tragedias y construir sociedades más justas. Pero para que esta memoria sea útil, debe ir acompañada de conciencia crítica y compromiso ciudadano.

La democracia no es simplemente un derecho que se ejerce cada cuatro años en las urnas. Es, ante todo, un deber cotidiano. Implica participar, informarse, dialogar, exigir transparencia, respetar la diversidad y defender los derechos de todos. Es un sistema que se sostiene gracias al involucramiento activo de sus ciudadanos, no por la mera existencia de instituciones.

Lea también: El Ferrari y el Rolex con los que presumía Miguel Quintero cuando su hermano era alcalde de Medellín

PUBLICIDAD

Cuando entendemos que la democracia es frágil y que requiere de nuestra vigilancia constante, dejamos de verla como un hecho dado y comenzamos a verla como una construcción colectiva. Cada gesto cuenta: desde el respeto por las opiniones ajenas hasta la denuncia de injusticias; desde el voto informado hasta la participación en espacios comunitarios.

Hoy más que nunca, en un mundo donde las amenazas a la democracia se disfrazan de discursos populistas, desinformación y polarización, es vital que asumamos nuestra responsabilidad. No basta con indignarse; hay que actuar. No basta con recordar; hay que transformar.

Porque si algo nos enseña la historia, es que la democracia no muere de un día para otro. Muere lentamente, cuando dejamos de cuidarla.

No podemos convertirnos en una repetida tragedia y en palabras de Aldous Huxley: Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia, llegó el momento de aprender y tomar las riendas de nuestro futuro. 

 Lea además: UN NUEVO AMOR, DAÑINO Y TÓXICO

PUBLICIDAD
Follow by Email
Instagram