Frontino: bastión cultural en el occidente antioqueño

Por: Juan Diego Barrera Arias

Frontino, municipio enclavado en el occidente antioqueño, es mucho más que un punto en el mapa: es un verdadero bastión de la cultura decembrina. Sus montañas y su gente han sido cuna de una tradición musical que, aunque profundamente arraigada en la identidad regional, no ha recibido el reconocimiento que merece por su invaluable aporte a la música que acompaña las navidades en Antioquia y en todo el país.

La música decembrina no es solo un género: es la memoria viva de las fiestas, las novenas, los bailes en patios y las parrandas interminables que marcaron las navidades de antaño. En este contexto, Frontino se erige como un epicentro cultural que ha nutrido este género con autenticidad y creatividad, aportando voces y melodías que hoy son parte del patrimonio sonoro colombiano.

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Entre los mayores tesoros culturales de Frontino se encuentran los hermanos Bedoya, oriundos de estas montañas, quienes se erigieron como íconos indiscutibles de la música decembrina. Su obra, impregnada de picardía, alegría y espíritu parrandero, refleja la idiosincrasia del pueblo antioqueño y evoca las tradiciones que marcaron las navidades de antaño, esas que, lamentablemente, parecen desvanecerse con el tiempo.

Las canciones de los Bedoya no son simples melodías: son crónicas sonoras que narran la vida campesina, exaltan la fraternidad y celebran la fiesta con humor y autenticidad. Cada acorde revive la nostalgia de aquellas reuniones familiares, los bailes en patios y las parrandas interminables que definieron la esencia de diciembre en nuestra tierra. 

Sea este escrito, previo a las celebraciones decembrinas, un pequeño homenaje a Frontino, a los hermanos Bedoya y a todos aquellos que día a día hacen de la cultura una pasión y una remembranza que sobreviva y que sea motivo de orgullo y vanidad de nuestra tradición. Porque la música decembrina no es solo entretenimiento: es identidad, es historia, es el eco de una Antioquia que se resiste a perder sus raíces.

Hoy, más que nunca, es necesario reivindicar a Frontino y a sus exponentes, porque su legado no solo pertenece a un municipio, sino a la memoria cultural de Antioquia y de Colombia. Reconocer su aporte es honrar la tradición y mantener viva la llama de una música que nos une y nos identifica. Que este reconocimiento inspire a nuevas generaciones a valorar lo nuestro y a seguir celebrando diciembre con la alegría que nos caracteriza.

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