Editorial El Occidental
“La Oclocracia o gobierno de la muchedumbre (del griego ὀχλοκρατία ojlokratía ‘poder de la turba’) es una de las formas de degeneración de la democracia, del mismo modo que la monarquía puede degenerar en tiranía o la aristocracia en oligarquía. A veces se confunde con la tiranía de la mayoría, dado que ambos términos están íntimamente relacionados. Mientras que, etimológicamente, la democracia es el ‘gobierno del pueblo’ que con la voluntad general legitima al poder estatal, la oclocracia es el ‘gobierno de la muchedumbre’, es decir, la muchedumbre, masa o gentío es un agente de producción biopolítica que, a la hora de abordar asuntos políticos, presenta una voluntad viciada, propensa a la evicción, confundida e irracional, por lo que carece de capacidad de autogobierno y, por ende, no conserva los requisitos necesarios para ser considerada como pueblo”.
Colombia no sale del asombro por lo que ocurre todos los días en o con el gobierno del cambio o al que también podemos denominar como el gobierno de los idiotas. Un consejo de ministros que se llevó a cabo el pasado 4 de febrero y que dejó atónitos a todos los televidentes que estupefactos escuchaban y veían en directo la verborrea de las estupideces del presidente Petro y sus ministros, aún sigue teniendo efectos y está teniendo efectos gigantes y no tan “pitufos” como ellos mismos quisieran.
El jefe de la oclocracia o del gobierno de los idiotas comenzó con la evaluación de la pésima gestión de todos sus subalternos y de su despacho, después de anunciar que su confidente, (Persona a quien otra fía sus secretos o le encarga la ejecución de cosas reservadas), Benedetti, asumía el poder sobre el resto de los miembros de su circense gabinete.
Con esta tragicomedia montada en directo tv nacional, se quieren tapar dos de las últimas embarradas del gobierno de los idiotas: Primero, la pelea estúpida con el mayor socio comercial, los Estados Unidos, que aún continúa, pues la palabra arancel preferida por Donald Trump para negociar, logró que los gobiernos inteligentes negociaran (léase Bukele, México, Canadá, Panamá y hasta China. Y hasta el bruto de Maduro. Pero que como en el cuento del elefante que pasa por el hormiguero y luego se sacude, caen todas las hormigas y una queda en el cuello del mastodonte, todas le gritan “ahorcalo, ahorcalo, ahorcalo”. Los áulicos y bufones del gobierno de los idiotas le gritan al Petro jefe de la oclocracia “no te arrodilles a los yanquis, eres un ejemplo a seguir”.
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Y segundo, la grave publicación del mapa donde está el ELN: La ayuda a los socios de la oclocracia al mandarles el mapa donde se les iba a buscar por parte del ejército, también se asemeja al cuento aquel que dice que unos niños jugando a las escondidas, y uno de ellos le dice al buscador: “si no me encuentras voy a estar escondido en aquel cajón”. Luego sale el jefe del gobierno de los idiotas a decir que lo del mapa “se le chispotió”. Los bufones siguen defendiendo al jefe de la oclocracia, así haya traicionado a la patria poniendo en riesgo la seguridad nacional.
Un observador desprevenido de este espectáculo televisivo del gobierno del cambio se atreve a decir cuando la verborrea histórica del jefe salió a flote, que era lo más cantinflesco que había escuchado, otro lo increpó y le dijo que respetara la inteligencia de cantinflas y que no lo comparara con el exguerrillero jefe de la oclocracia o gobierno de los idiotas.
La novela continúa con un viaje al medio oriente, dónde los Estados Árabes lo único que saben hacer es explotar petróleo, lo que tanto odia Petro y su gobierno. Esperen los próximos capítulos de la oclocracia o gobierno de los idiotas. ¿O será que finalmente nos creen idiotas a la mayoría de colombianos que estamos a diario presenciando este modelo circense de desgobierno?
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