Por: Balmore González Mira
Las dos actividades de la que todos los colombianos creemos saber se pueden conjugar para hacer un análisis entre ellas, que unidas a la religión, y que más hacen discutir a las personas, son el fútbol y la política. Acá vamos con un corto escrito de lo que hoy podemos dejar como reflexión en humor satírico, si se quiere, para lo que viene en época electoral y del próximo mundial. Por razones de que él decide quien juega, dejaremos por fuera a Néstor Lorenzo el técnico de la selección a quien podremos definir como el elector, sujeto también a equivocarse.
Cómo es obvio comenzaremos con James Rodríguez y Álvaro Uribe; el 10 de la selección, así como Uribe, lleva 15 años siendo querido por las mayorías y odiado por una minoría que nunca le ve nada bueno. James es el crack que aún tiene que estar ahí porque cuando se pone la camiseta de la selección lucha y pelea por este país, y aunque a veces se equivoca, su amor por la patria se nota en su sudor y en su mente ágil para decidir el último pase para hacer lo mejor por su país, es el salvador y artífice de nuestros mayores triunfos; lo necesitamos en el 2026 liderando la selección, así muchos lo hayan dado por acabado, Colombia es una con él y otra completamente deslucida sin él. James amado por su izquierda providencial, Álvaro Uribe odiado por la izquierda visceral. Sin lugar a dudas, los mejores de Colombia, son hoy la esperanza y serán fundamentales también en Estados Unidos en el 2026.

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Aparecen otros personajes yuxtapuestos a los anteriores que siempre tienen la oportunidad y en vez de ayudar hacen daño, nadie sabe para que están ahí y lo peor es que siempre están. Hablamos de los Santos, tanto Borré como Juanma, dañinos como ellos, pero si no están en la cancha, mínimamente son convocados. Y aunque es un irrespeto comparar a Borré con el traidor de Juanma, es indiscutible que en la cancha no hacen nada bueno. Han sido los peores jugadores del combinado. Se hicieron seleccionar por su protagonismos como centros delanteros y luego se fueron a la izquierda y no hacen nada bueno. Pero están ahí.
En cambio en la delantera de hoy aparecen dos figuras de corte Caribe, imprescindibles para el 2026, alegres con sus gambetas por derecha, ágiles con el balón, muy expertos en dejar a sus rivales regados en el piso; las respuestas ante los ataques del adversario son unos verdaderos regates que convierten en golazos que se celebran con un verdadero baile, llenan estadios y son las vedettes del momento; se espera de ellos que lleguen con suficiente preparación y energía y en el mejor estado físico a las contiendas definitivas para que puedan cantar y celebrar sus goles; Lucho Díaz y Abelardo de la Espriella pueden dar las sorpresas al país de llegar en la mejor forma y con favorabilidad a sus respectivas contiendas del próximo año.
De otro lado está el callado, hasta tímido y adusto, pero experimentado y serio jugador Jhon Arias, desde el Centro del campo, deberá tener más minutos en su nuevo equipo antes de llegar al mundial, se le tiene como un luchador con resultados, pero al igual que Juan Carlos Pinzón todos esperan de él más protagonismo para que el Oxígeno le llegue pleno a la hora de la consulta y de la competencia real del 2026. Se espera de ellos más protagonismo y más ideas que calen en los colombianos y que puedan tener unos buenos resultados desde el Centro del campo hasta la profundidad de la Derecha, para que vayan siempre en punta y puedan liderar a sus equipos.
No podemos dejar por fuera a quien mejor maneja los medios de información y da opiniones que los periodistas después analizan con pinzas, Richard Ríos, que por su juego dinámico, está arriba y abajo, defiende y ataca y a veces juega por derecha y por izquierda, sin olvidar el centro, con lo que podría compararse con Vicky Dávila, por ser polifacética, buena periodista y crítica a la hora de decir la verdad. Atacan a sus adversarios, pero no revisan sus falencias y aunque son buenos protagonistas, deben mejorar un poco en sus líneas, para saber exactamente quienes son sus verdaderos oponentes y los ataques vayan dirigidos a ellos.
Finalmente, hay unos jugadores que se han ensayado pero que son permanentemente los suplentes, deben estar ahí para alentar a sus equipos y entender que deben contribuir a la victoria de quienes quieren y tienen que salvar el honor de Colombia, jugar al lado de la democracia y ser menos egoístas para entregar las banderas y el balón a quienes puedan rescatar esta patria.
Me preguntarán al final mis lectores porqué no incluí aquí a actores como Petro, Roy Barreras e Iván Cepeda, pues la respuesta es simple, no hay un solo jugador en nuestra selección, que sea tan malo o que merezca esa comparación.

