Por: Jesús María Hidalgo Montoya
Microrrelato: La Plaza Municipal de Anzá, un renovado espacio público de esparcimiento y encuentro ciudadano
En el imaginario de los habitantes y visitantes de un típico y tradicional centro poblado como Anzá, su Plaza, es el espacio público urbano por excelencia.
La Plaza es la puerta de entrada y el lugar de llegada; es el lugar para el encuentro y el lugar ideal e irresistible para hacer visita, compartir los chismes del pueblo y/o comunicar historias que se encuentran guardadas en la memoria local y en la tradición oral, con el fin de ser compartidas con propios y forasteros.
Anzá rinde tributo a la tradición y a un valioso legado histórico, conservando y resignificando su Plaza como elemento identitario local. La Plaza Cívica o Plaza de Armas, fue la espacialidad más importante incorporada en el trazado urbano de pueblos, villas y ciudades fundadas en América durante los lejanos y remotos tiempos de la conquista y colonia española, y en la posterior fundación de pueblos en los tiempos de la colonización paisa en el suroeste antioqueño y el viejo Caldas.
La Plaza de Anzá, aún se encuentra siendo el eje espacial principal del centro poblado urbano, ya que desde allí se orientó y ordenó simbólica y físicamente el trazado de sus calles y el loteo o repartición de solares en forma de manzanas rectangulares, con fachadas, esquinas, aleros y andenes perfectamente alineados.
En Anzá, la Plaza es el sitio donde se celebra la festividad religiosa, la conmemoración patria, la manifestación cívica y política, la transacción comercial y el disfrute de la fiesta popular; es decir, la Plaza es un sitio cargado de historia, la cual permanece en la memoria local.
La Plaza es el lugar donde se efectuaba la lectura del bando municipal, previo toque de tambor o redoblante. La Plaza es el lugar público en el que todos podemos estar, sin importar nuestra condición social, creencia religiosa o militancia política.
La Plaza, al igual que todos los espacios públicos, también lo debemos considerar un lugar histórico, ya que los utilizamos y necesitamos, y como todo lugar histórico, lo debemos considerar como un espacio sagrado, y como tal lo debemos valorar, respetar, cuidar y usar de manera responsable.
La traza urbana de nuestro centro poblado urbano anzarino, con su Plaza y sus dos calles centrales planas y rectas, de manzanas rectangulares, con esquinas y fachadas de perfecto alineamiento, es la herencia colonial, que habla de Anzá como municipio antiguo, tal como se canta en su himno.
Aunque no se hallan indicios de actos y/o acta de fundación, si se puede observar en el trazado urbano central que dio origen a la creación de nuestro centro poblado urbano de Anzá, por allá en el año de 1757, que, al parecer, se realizó de acuerdo con los parámetros utilizados durante el periodo colonial español para la fundación y creación de pueblos, villas y ciudades.
En otras palabras, en Anzá, aparentemente, existió planeación, explanación y medición de lotes a cordel o, como nuestros abuelos decían, fue medido a cabuya pisada.
La Plaza de Anzá está delimitado por las fachadas de los inmuebles que están perfectamente alineadas en cada uno de sus cuatro costados, lo que le da forma a su cuadricula.
En el costado oriental se encuentra el templo parroquial construido en ladrillo, canto rodado, techo de madera y teja de barro; su atrio, en tiempos pasados con cerramiento, y protegido por los bustos de los obispos Andrade Valderrama y Cristóbal Toro, fue abierto e incorporado al espacio público como un bien de toda la comunidad anzarina.
El templo de nuestra parroquia San Francisco de Asís, es una construcción de origen colonial de finales del siglo dieciocho (XVIII). Esta construcción se ha constituido en nuestro principal bien patrimonial, pero debe ser incluido en la lista indicativa de bien de interés cultural BIC, para ser declarado como candidato a bien patrimonial local en las instancias respectivas del orden regional y nacional.
En el costado norte se encuentra el estamento de servicios institucionales y de Gobierno Local, cuyo centro es la antigua casona de tapia y teja de barro de origen colonial de principios del siglo diecinueve (XIX) de propiedad de la poderosa familia Salazar, donde funciona la Casa Consistorial desde 1926. Esta antigua casona es otro importante bien patrimonial local, que también debe estar incluido en la lista indicativa de bien de interés cultural BIC, tal como el templo.
En el área sur y occidental se encuentra la oferta comercial de tiendas de abarrotes, supermercados, misceláneas, restaurantes y establecimientos para el consumo de licor, cantinas y bar.
En el centro de la plaza se puede apreciar el renovado espacio público, destinado para garantizar la cómoda estancia y la circulación segura de la gente.
El urbanismo de la Plaza ha incorporado mobiliario, piso duro en adoquines para la zona peatonal, así como piso duro en concreto para la vía vehicular, drenajes, iluminación, arbolado urbano, señalética informativa y amoblamiento para el disfrute de los residentes de Anzá y los visitantes que llegan en calidad de turistas.
Asimismo, en el centro de la Plaza se incorporó la figura de la fuente; la cual, más que un adorno, es un elemento esencial para ser considerado como un relevante testimonio, que de algún modo busca preservar y recordar la memoria de la antigua pila pública de agua, que utilizó en tiempos pasados, tanto la comunidad anzarina, como los arrieros y sus mulas de paso por Anzá.
La pila pública municipal de agua, que tenía en su centro un pedestal con el busto de Simón Bolívar, fue surtida inicialmente con el acueducto del campamento que el ferrocarril había instalado en la Plaza, en el sitio donde hoy se encuentra el juzgado y las oficinas de la Alcaldía.
El acueducto del ferrocarril y la pila pública municipal se alimentaba de agua procedente de la quebrada de Anzá, que era transportada por la vuelta de la acequia. La pila fue durante mucho tiempo el sitio habitual de encuentro de mujeres y niños, quienes madrugaban todos los días a cargar el agua para sus casas en ollas y cántaros de barro, cuando aún no existía el acueducto municipal.
Con el tiempo, el centro poblado urbano de Anzá se ha venido transformando y adecuando de acuerdo con las necesidades de cada época; son procesos paulatinos, a veces un poco lentos y que tal vez por ello permanecen como invisible a los ojos de sus habitantes, pero que se perciben en la memoria cuando se ven los cambios en las viviendas, locales, negocios y en las nuevas construcciones surgidas en sus solares.
Las calles y Plaza, antiguamente empedradas, eran prácticamente la continuación de los caminos reales que comunicaban a Anzá con Urrao, Güintar, Betulia, Sata Fe de Antioquia y Ebéjico; las calles empedradas eran muy útiles en épocas pasadas para el tránsito de las recuas de mulas con las que los arrieros transportaban las mercancías, encomiendas y productos agrícolas.
Con el tiempo, a las calles y a la Plaza se les cambó la piedra por piso de cemento, quedando muy útiles para el secado del café y el tránsito de vehículos para el transporte de pasajeros y mercancías.
Las edificaciones, muchas de ellas construidas inicialmente en tapia, bahareque, techo de paja, con amplios y arborizados solares, muy útiles para mitigar las altas y cálidas temperaturas propias del ecosistema de bosque seco tropical del río Cauca, pero de alto riesgo de incendios, se transformaron en casas de cemento, ladrillo y teja, urbanizando también sus amplios solares.
La renovación de la Plaza de Anzá ocurrida entre los años 2023 y 2024, incorporó un concepto de urbanismo social moderno, conservando la traza urbana tradicional para rendir tributo a la historia, a la memoria local, a la identidad anzarina o a la anzarinidad que llamo.
La intervención y la obra en sí, se trata de un suceso significado, ya que contribuye de manera significativa al mejoramiento de la calidad de vida de los anzarinos, brindando un área significativa de espacio público de alta calidad, ampliado con la incorporación del atrio de la iglesia.
La obra también incluyó e incorporó la modernización de las redes de servicios público cercanas y la adecuación de las vías urbanas de acceso, las cuales se encuentran en un estado adecuado para garantizar el tránsito seguro de peatones y vehículos.
Con los trabajos de recuperación y adaptación de la infraestructura de espacio público y las vías urbanas de acceso para el disfrute de propios y visitantes, es quizás una de las mejores opciones que tiene la Alcaldía Municipal para elevar a Anzá a la altura de su lenta pero extraordinaria transformación física ocurrida en los últimos años.
Es evidente que la transformación observada, es un indicio significativo de prosperidad, que contribuye de manera significativa a visibiliza y posicionar al Municipio de Anzá en el mapa cultural y turístico de la microrregión de occidente.
La renovación urbanística y de infraestructura vial está preservando y respetando la traza urbana original, que, por sus características y origen histórico de tipo colonial, está configurando otro importante bien patrimonial que incluye todo el polígono de la Plaza con todas sus fachadas y la manzana central desde el templo hasta cuatro esquinas. Este conjunto urbanístico y arquitectónico está configurando otro importante bien patrimonial, que hay que conservar y respetar.
La reforma, renovación y recuperación tanto de la Plaza Municipal y las vías de acceso, como de la Casa Consistorial, son obras en las que se han invertido recursos públicos significativos, por lo que requieren un plan especial para su sostenibilidad, su mantenimiento y su uso responsable. Tambien se requiere concertar un plan de movilidad vehicular y peatonal con la comunidad, comerciantes, agroindustria, minería, transportadores y autoridades municipales.
Asimismo, la Administración Municipal debería buscar a largo plazo la nueva alternativa de variante vehicular que permita sacar el tráfico de vehículos de carga pesada de la Plaza Municipal y de sus vías de acceso.
La variante vehicular es un imperativo para proteger los recursos públicos cuantiosos invertidos en la renovación urbanística de la Plaza, Calles Centrales, Casa Consistorial y Casa de la Cultura, realizadas por la Administración Municipal.
La variante vehicular también es una tarea necesaria para proteger y cuidar los bienes patrimoniales de los anzarinos y/o bienes de interés cultural BIC: la Iglesia, la Casa Consistorial, la Casa de la Cultura, la Casa de Teja, la Casa Cural, la Plaza, las vías de acceso y el trazado urbanístico del casco histórico central, así como el cuidado y protección de los bienes inmuebles en que habitan los anzarinos, sometidos de manera constante a las vibraciones, congestión y polución ocasionados de manera particular por la circulación de los vehículos de carga pesada.
El conjunto de proyectos urbanísticos llevados a cabo en nuestro centro poblado urbano de Anzá, otorga una importante dotación de espacio público para el disfrute de la comunidad anzarina y de los visitantes que llegan como turistas.
La Plaza Municipal de Anzá, es una obra que tenemos que cuidar, preservar y usar de manera responsable; nunca podemos olvidar que el espacio público es el lugar de todos y aunque es un lugar profano, igual se tiene que respetar como un lugar sagrado.
En este microrrelato de huella y memoria, se habla desde la Plaza y no desde el Parque, ya que la Plaza es su nombre histórico, que da identidad y sabor de Pueblo. La Plaza, es un nombre que permanece guardado en la memoria local.
Por el contrario, el Parque es un referente más citadino, que pueblerino, por lo que convoco a la comunidad anzarina y a sus autoridades para recuperar los nombres originales y tradicionales de los lugares, sus parajes y de nuestras quebradas, en particular la quebrada Anzá, mal llamada como sapera.
Los nombres de los lugares, parajes y quebradas nos han dado identidad, construyen sentido de pertenencia y le dan forma y materialidad al imaginario de la anzarinidad que llamo. JHM