Por: Félix Alfázar González Mira
Muchos historiadores coinciden que Antonio Mon y Velarde fue uno de los gobernadores de la Antioquia colonial que más contribuyó al desarrollo de la provincia. Siendo premonitorio cuando le escribió a la corona Española, “Aquella provincia, la más atrasada del Reino, llegará a ser algún día la más opulenta”. Y no se equivocó, porque en virtud de su talante autonómico (federal) a fe que lo consiguió, veamos:
Luego del grito de Independencia, la Provincia se declara federal y se da su propia Constitución, con lo cual tiene un gobierno autónomo, que para 1813, se convierte en un Estado independiente y soberano.
Hacia 1856, el Estado Colombiano se declara una Confederación, Constitución que lleva la firma de Don Mariano Ospina Rodríguez. El primer Estado Soberano que se organiza es Panamá y el segundo Antioquia, bajo la dirección del conservador Rafael María Giraldo. Así se llegó a la Convención de Rionegro en 1863, en la que se establecieron “Los Estados Unidos de Colombia”, que la conformaban nueve estados soberanos.
La Constitución Política del Estado Soberano de Antioquia la divide en departamentos como el del Cauca con capital Titiribí, el de Occidente con capital Santa Fe de Antioquia, Suroeste con Jericó, el Sur con Manizales, el Oriente con Rionegro, el Norte con Santa Rosa de Osos, el Nordeste con Remedios, Sopetrán con capital Sopetrán y el departamento del Centro con capital Medellín. Nótese como es de similar a hoy. No existían Apartadó, Caucasia y Puerto Berrío para completar las 12 subregiones de los tiempos que corren.
¡Claro! La nación bajó su recaudo del 92% de las rentas estatales al 48%, el recaudo municipal pasó del 5% al 22% y el de los Estados Soberanos se incrementó del 3% al 22%.
Con ello se hizo toda una revolución en Antioquia al introducir la educación técnica, los talleres de artes y oficios, la creación de la Escuela de Minas, consolidar la Universidad de Antioquia, impulsar los ferrocarriles nacionales, educar hijos adelantados en el exterior, impulsar el cultivo del café y alentar la gesta histórica de “La Colonización Antioqueña” hacia el suroeste, El Viejo Caldas y el norte del Valle y del Tolima. Empezaba a ser premonitorio Antonio Mon y Velarde, que con Pedro Justo Berrío se habrían de constituir en dos gobernantes icónicos de la colonia el uno y de la Antioquia Grande el otro.
Con la Constitución de 1886 se arrasa con todo este acervo transformador, hablándose de “Centralización Política y Descentralización Administrativa”, que es lo primero, pero no lo segundo que nunca lo hemos gozado.
Se empieza a recortar recaudos estatales en los territorios y trasladar recursos, competencias y funciones a la centralidad.
Más recientemente se empiezan a crear institutos nacionales para manejar y disponer de asuntos municipales como el Instituto de Fomento Municipal, Insfopal para saneamiento básico, Instituto Colombiano de Construcciones Escolares, Icce, para educación, Fondo Nacional Hospitalario para la salud, Fondo de Caminos Vecinales para vías terciarias, Instituto de Energía Eléctrica, Icel para la electrificación, Telecom para las comunicaciones y así otros más. Y observemos cómo, solo el departamento de Antioquia, por su espíritu autonómico o federal que está en sus genes históricos, empieza a crear instituciones en el territorio para atender esos asuntos. Acuantioquia para acueductos y alcantarillados, Cooperativa de municipalidades, Coomunicipios, para todos los asuntos del desarrollo regional y local, Edatel para las comunicaciones, Eade para la electrificación, Epm para todos los servicios públicos de Medellín, el Instituto para el desarrollo de Antioquia, Idea, para financiar el desarrollo integral interterritorial, campamentos regionales de obras públicas para atender el desarrollo vial, la Fundación San Vicente de Paul para atender la salud.
Pero fuimos más allá en nuestro espíritu autonómico. A principios de los años 80 del siglo pasado un gobernador visionario y no suficientemente valorado, el doctor Álvaro Villegas Moreno, estableció por ordenanza de la Asamblea de la época, me temo que retomando los departamentos del último estado soberano de Antioquia, los Centros Administrativos de Servicios Regionales, CASER, dándole el título de vicegobernador a los alcaldes de esos municipios. Idea fabulosa y siempre necesaria: concentrar buenos servicios públicos, de alta calidad en esos Centros distribuidos en las doce subregiones siendo estos una especie de ciudades capitales; de tal suerte que las gentes no buscaran Medellín para proveerse de educación, salud, empleo, ingreso, desarrollo personal y ascenso social, sino que fuera Apartado en el Urabá, Caucasia en el bajo Cauca, Santa Rosa de Osos y Yarumal en el norte, Amalfi en el nordeste, Rionegro y Sonsón en el oriente, Andes en el suroeste, Puerto Berrío en el Magdalena medio, Santa Fe de Antioquia y Frontino en el Occidente los que fueran imanes territoriales para un desarrollo integral y armónico de nuestra Antioquia. El lector podrá imaginarse lo diferente que sería este Valle de Aburra si se hubiera cumplido ese propósito hace 42 años. En menor población, delincuencia, homicidios, inseguridad, etc., y las regiones del departamento con ciudades intermedias atendiendo bien a su siempre creciente población.
¡Pues bien! Desde la Corporación Colombia Autonómica continuamos en la tarea de seguir alentando por el país y al interior de Antioquia las ideas Autonómicas que nos vienen de nuestros antepasados y están en nuestros genes.
One thought on “TRADICIÓN AUTONOMISTA (FEDERAL) DE ANTIOQUIA ESTÁ EN NUESTROS GENES”