Porcicarnes, el gran emporio antioqueño de la carne de cerdo no nació ayer, se ha construido con paciencia, mística, inteligencia, pragmatismo, solidaridad, tecnología y con una inmensa capacidad de aceptar los nuevos retos del mercado.
Quienes conocen a Don Fabio, como todos los llaman y tratan con él, saben que están hablando con un campesino, un productor, un empresario, un empleador, un benefactor; pero lo que no calculan es que están hablando con un verdadero administrador de empresas y economista, formado en la Universidad de la vida; pero ante todo, están al frente de un gran ser humano. Un empresario muy especial.
Y es que en San Antonio de Prado, Heliconia y Ebéjico sí que saben y conocen a este personaje, un hombre sencillo y si se quiere bonachón, excelente conversador; el típico paisa berraco, arriesgado y emprendedor que ha hecho de su empresa un verdadero ejemplo de fortaleza, emprendimiento y transformación y que hoy es el mayor generador de empleo para miles de familias, que lo tienen a él como si fueran de la propia.
Don Fabio se describe como un cultivador de cerdos, carne que además hace parte de su dieta diaria, la que hoy crece permanentemente en su empresa “Antioqueña de Porcinos”, pero que comercialmente está en vitrina como Porcicarnes.
La Historia de los marranos
“En la década del 80 en pleno furor de la feria de ganados de Medellín y a finales del siglo 20, un joven iba por sus instalaciones y allí le fiaban y negociaba marranitos”, recuerda un amigo de Fabio Echavarría que lo admira y conoce desde el primer día de sus pinos como empresario. Un negocio pequeño, tal vez una tienda que heredó de su padre fue el comienzo de lo que es hoy Porcicarnes, también heredó de su padre la enseñanza de vida de que había que ser cumplido en sus compromisos y madrugar a trabajar, por eso siempre madruga a las 4:30 de la mañana y cumple sus citas con precisión y respeto, hoy eso hace parte de su vida y sus negocios.
Un día entendió que no podía seguir engordando y cuidando marranos, que tenía que dedicarse a cultivar cerdos, a mejorar la raza y hacer empresa organizada para poder sobrevivir en el mercado. Ese día dejó los marranos y se dedicó a los cerdos.
Lea también: ALCALDESA DE FRONTINO, GESTIONA ANTE CORPOURABÁ
San Antonio, Ebéjico y Heliconia
En San Antonio de Prado, Corregimiento de Medellín, está ubicada una de las plantas de beneficio más moderna del país, porque un día Don Fabio empacó maletas y se fue a Europa a ver qué encontraba en tecnología para la sostenibilidad y para mejorar rendimiento, calidad y obviamente para el cuidado del medio ambiente. Es un hombre abierto a la tecnología, la innovación y las reglas de la sociedad moderna. A cumplir las normas y los reglamentos.
Se ha dedicado a expandir su negocio y a abrir puntos de venta donde los precios son los más bajos del mercado y son iguales en todos sus puntos de expendio en el país, aún en los que están más lejos en las 10 ciudades de 9 departamentos donde hace presencia y hasta donde debe llegar el producto. Hay puntos de venta de comida de carne de cerdo en varios lugares, con unos precios asequibles para cualquier estrato económico.
Lea también: La seguridad en Antioquia está en crisis, ¿quién debe pagar?
Los municipios del occidente antioqueño, Heliconia y Ebéjico albergan esta agro industria pecuaria que emplea a miles de personas; es todo un cuento escuchar a Don Fabio hablar de su vocación de servicio, de cómo ha sorteado dificultades y como ha salido adelante y de sus buenas relaciones con todos sus empleados.
El reto de la pandemia del Covid
Y fue precisamente este uno de esos momentos de crisis más duro e importante en su vida empresarial, la gente no tenía con que comprar mercado, Don Fabio no tenía a quien venderle sus cerdos porque no había demanda de la Carne; muchos o casi todos los productores empezaron a sacrificar las cerdas de cría, otros a parar los ciclos de preñez y parto; quienes eran sus proveedores no podían fiarle más cuido. La encrucijada era para enloquecer a cualquiera.
El mundo estaba en la peor crisis de la humanidad en los últimos 100 años y para este sector no era la excepción. Don Fabio no paró los ciclos, siguió produciendo carne y fueron muchas las familias que recibieron en donación su producto durante la pandemia. Tomó dos decisiones de alto riesgo financiero, que solo las toma un empresario osado y un ser humano que cree en Dios sobre todas las cosas. Comenzó a guardar en cavas de refrigeración la sobreproducción, alquiló estas neveras por todo lado donde las consiguiera, casi que era uno de los pocos productores que no paró.
Lea también: El biopolímero que consume sus vidas, pero les permitió ser mujeres
Siguió pagando nóminas y se endeudó con los bancos; y al proveedor del cuido le dijo que no dejara de despacharle y que le pignoraba toda su empresa y su capital sino lograba pagarle. Dicho y hecho, la deuda crecía como espuma y el flujo de caja era cero. Seguía empeñado hasta más no poder, pero también su empeño era grande en sacar adelante este difícil momento de la historia del mundo.
Lo que sucedió posteriormente es digno de una cátedra especial en las facultades de ciencias económicas, mínimamente en las de administración de empresas y economía. El mundo empezó a salir de la pandemia, la producción y los empleos a normalizarse y en el mercado de los cerdos, cuando todos habían parado, Don Fabio tenía toda su producción completamente congelada y protegida; se vinieron los pedidos y Porcicarnes abasteció el mercado con un producto básico con el que pudo proveer el mercado y que con esta decisión mantuvo los precios normales y jamás especuló con su producto.
Responsabilidad social empresarial
Don Fabio es un apasionado por el campo, por la naturaleza, por la industria. Es un hombre de familia que ama a su tierra y a Colombia; de pensamiento Uribista; le gusta que sus empleados y trabajadores estén bien, en materia de responsabilidad social empresarial los asiste, pero además, casi que a diario hay camiones de Porcicarnes en algún lugar de la patria donando bolsas de carne a las gentes más necesitadas, regalos que el mismo Don Fabio denomina como el regalo que Dios le ha dado a él, lo comparte con los más necesitados; son bolsas con carne de cerdo de primera calidad y buen chicharrón para muchas familias que no tendrían con que comprarlo en el mercado.
Lea también: ¡ANTIOQUIA AVANZA FIRME!
Por eso Don Fabio y quienes lo conocen jamás han entendido cómo hay funcionarios públicos que lo persiguen y lo atacan por el solo hecho de no compartir ideología política, dice y sentencia, que “la empresa y el estado tienen que trabajar de la mano honestamente para que Colombia todos los días sea un país mejor”.
Ha ganado muchos premios y reconocimientos, pero el que más valora es que lo tengan en su pensamiento como un buen ser humano que cree en Dios y que ha hecho algo bueno por la gente y a fé que lo ha logrado, quien conoce a este caballero siempre lo va a recordar como un empresario ejemplar y súper especial.
La nueva generación
Hoy Porcicarnes avanza en un cambio generacional muy importante, y como una gran empresa que se respete y valore al ser humano, ha formado académica y técnicamente a unas nuevas generaciones, desde la familia de Don Fabio, hasta hijos y parientes de sus empleados, que hoy ya hacen parte de esta empresa en la que muchas personas desearían laborar, pero que igual, muchos agradecen estar en la gran familia de “Antioqueña de Porcinos”.