El color es uno de los elementos que nos permite distinguir cualquier tipo de ave, y que ayuda a resaltar su aspecto. Sin embargo, su significado no obedece a cuestiones estéticas.
Por: Sergio A. Restrepo Alzate
Debido a su gama de colores que presentan las aves del entorno, podemos identificar elementos clave como por ejemplo, su estado de salud, su sexo, la edad o incluso la etapa de la reproducción de algunasespecies. Existen dos formas que permiten a las aves expresar su color. Una de ellas es la refracción de la luz y la otra en base a su pigmentación.
La pigmentación, como elemento fundamental en el colorido de las aves, se determina por múltiples factores clave, dos de los más relevantes en el colorido de las aves son la alimentación y el código genético.
En el caso de la alimentación, entran en juego ciertos pigmentos en los alimentos de origen vegetal que sólo los producen las plantas. Estos compuestos, que llegan a los folículos dérmicos una vez que se transportan por el torrente sanguíneo, dan colorido a las aves. Destacan, entre otras tonalidades, colores amarillos, anaranjados o rojos, entre otros.
Por su parte, en el caso del código genético, entran en juego otro tipo de pigmentos, las aves pueden producir ciertas sustancias por sí mismas y generan diferentes tonos como negros, grises, marrón, rojos o incluso verdes.
Un informe publicado por la web ‘The Cornell Lab’ explica que, además de la pigmentación, también se suman los denominados colores estructurales, generados por la presencia de una serie de nanoestructuras específicas en las plumas de las aves y que son capaces de modificar las propiedades de la luz.
Entre las aves más coloridas se encuentran las tangaras, de este género son un grupo numeroso y ampliamente diseminado, miden entre 12 y 14,5 cm de longitud, reconocidos por sus plumajes coloridos y de patrón complejo. Encuentran su mayor diversidad en las selvas andinas, donde varias especies pueden ser vistas en la misma bandada mixta, pero también en otros bosques montanos, donde prefieren el dosel y también en terrenos semi-abiertos. A pesar de que todos forrajean por frutos de forma semejante, difieren en la forma que cazan insectos. Algunas especies emiten llamados distintivos, pero en general no se distinguen especialmente por sus voces.
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De este grupo de destaca la Tangara coronada (Tangara xanthocephala) en promedio mide 13,2 cm de longitud y pesa 19 g. Su píleo, parte de la nuca y los lados de la cabeza son de color amarillo dorado intenso. La frente, la garganta y la zona que circunda los ojos son negras a manera de una máscara. La mayor parte del cuerpo restante es de color azul grisáceo opalescente (gris en los ejemplares juveniles), con franjas negras en las alas, puntas verdes azuladas en la cola y con el centro y parte inferior del vientre color canela.
De similar género, es la tangara de lentejuelas (Tangara nigroviridis). Inconfundible, todo el cuerpo con manchas azul-verde brillante que contrastan con la máscara y la espalda negras. Ninguna otra tangara tiene una apariencia con tantas lentejuelas. Sexos iguales. Un miembro bastante común de bandadas mixtas de entre 1,500–2,500 m, dentro del bosque y también en los bordes o en el bosque secundario.
Sin duda alguna, cada vez que se adentra al bosque, las tangaras están en el rango de las aves más vistosas y coloridas, para fortuna las tenemos en nuestro entorno, con mucha facilidad de observarlas y que motivan a conservarlas.
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