Por: Julián Palacio Castrillón
Por estos días tan calurosos en el país y más en nuestra subregión del occidente antioqueño, anda pasando una brisa que te quema hasta las pestañas, una brisa que viene arrojando incluso noticias tan preocupantes y que lo único que ha generado son dudas o inquietudes.
Empecemos por una de ellas, La salud de nuestro país. Resulta que el Gobierno Nacional ha presentado al Congreso de la República distintas reformas, una de ellas, es el de la salud; asimismo, las intervenciones en los debates por parte de las distintas bancadas excepto la del partido pacto histórico, se han referido de una manera escéptica, de que esta reforma no conllevará ningún verdadero cambio positivo; también, añaden que el presidente en sus discursos, genera una coacción con otros mecanismos ante los colombianos en caso de que las reformas no se voten positivamente en el Congreso y como él quiere.
Primeramente, mi valoración a este suceso, es que objetivamente el sistema de salud en nuestro país no es malo, lo que ha sido malo es el tratamiento, aplicación, función, labores que ejercen algunos distintos servidores públicos que están allí, desde la parte operativa hasta la administrativa; por lo tanto, aquí lo que requiere alguna reforma o nueva estructuración, es la función pública.
Esta opinión que acabo de dar, me da pie para introducir otra noticia de esas que nos trae la brisa caliente; y es en cuanto al supuesto hecho de corrupción, presentado en la E.S.E. Hospital San de Juan de Dios del municipio de Santa Fe de Antioquia, que lo único que se sabe hasta el momento, es que se determinó que hubo unos desfalcos o desvió de fondos en el pago de algunas facturas hacia una cuenta bancaria de un mismo funcionario de la E.S.E.; y es preciso tener presente, que los pagos son superiores a 200 millones de pesos.
No obstante, estos casos de corrupción dentro del sistema de salud no solo sucede en dicho municipio, se presenta también en otros municipios y ciudades del país, por eso, mi consideración ha sido y se sostendrá de que el sistema no es el malo, el malo ha sido como algunos servidores han ultrajado el sistema y han motivado la inseguridad política en nuestro país, puntualmente, en lo que sucede en el gobierno central, que en caso de que no se presente favorablemente el congreso de sacar las reformas adelante, la única opción que ve el presidente Gustavo Petro, es de utilizar el chantaje, aplicando una nueva asamblea constituyente.
En definitiva, la función pública se debería de componer por servidores públicos que quieran y respeten a los demás ciudadanos, que valoren su oportunidad laboral que le brinda el sector público, de no generar acciones indebidas en sus funciones, porque donde fuera más lo contrario a lo que acabo de mencionar, realmente quienes terminan pagando los platos rotos, somos nosotros, todos los colombianos.