Por: Mateo Cano Valderrama – Concejal Municipio de Sopetrán
En los últimos años, hemos visto un fenómeno interesante en varios municipios cercanos a las áreas metropolitanas en Colombia, como lo es el caso del occidente del departamento de Antioquia, una región prometedora en materia de desarrollo multidimensional, de clima cálido, cercana al Valle de Aburrá, con infraestructura vial de 4 generación y a la cual ha llegado una nueva población rural.
Este concepto “la nueva población rural” se refiere a la tendencia de un creciente número de personas a migrar de las ciudades en busca de una vida más tranquila y conectada con la naturaleza en zonas rurales cercanas a las grandes ciudades.
Esta tendencia ha sido impulsada por varios factores, entre ellos el aumento del trabajo remoto, que ha permitido a muchos profesionales desempeñar sus labores desde cualquier lugar con conexión a Internet. Además, la pandemia de COVID-19 ha acelerado este proceso al hacer evidentes las limitaciones y problemas de vivir en áreas urbanas densamente pobladas. El fenómeno tiene mayor impacto en algunos municipios de la región como, por ejemplo, San Jerónimo, Santafé de Antioquia, Sopetrán, Anzá y Olaya, los cuales deben de tratar esta situación con bastante delicadeza.
Los municipios que están experimentando esta nueva ruralidad han visto un aumento en la demanda de propiedades, lo que ha llevado a un incremento en los precios de la tierra y la vivienda. Esto ha generado tensiones con los residentes locales, que temen la gentrificación y la pérdida de la identidad de sus comunidades. Por otro lado, la llegada de nuevos habitantes a estos municipios también ha traído beneficios económicos, ya que muchos de ellos son profesionales con altos ingresos que pueden contribuir al desarrollo local. Además, la presencia de estos nuevos residentes ha impulsado la creación de servicios y negocios que antes no existían en la zona, generando empleo y dinamizando la economía local.
Sin embargo, es importante que las autoridades municipales y los nuevos residentes trabajen juntos para garantizar que este proceso de transformación sea equitativo y sostenible. Es fundamental que se respete la cultura y tradiciones de las comunidades rurales, y que se preste especial atención al fortalecimiento de las acciones en pro del medio ambiente y la gestión sostenible de los recursos naturales.
De esta manera el occidente del departamento de Antioquia tiene una tarea considerable con relación a esta situación, es importante que, desde las administraciones municipales, las juntas de acción comunal y en general todos los actores sociales y políticos se unan para trabajar de manera interdependiente por un crecimiento económico y social, que permitan un desarrollo homogéneo, participativo e incluyente.
En conclusión, la nueva ruralidad en los municipios cercanos a las áreas metropolitanas es un fenómeno que trae consigo oportunidades y desafíos. Si se aborda de manera adecuada, puede contribuir a la revitalización de las zonas rurales y a la mejora de la calidad de vida de sus habitantes, sin perder de vista la importancia de la preservación de la identidad y el entorno natural de estos lugares.