Editorial El Occidental
Las incitaciones al odio, a través de un discurso lleno de mentiras e incoherencias nos llevará al caos total. No puede ser que el mismo gobierno que hoy ostenta el poder, sea quien ponga sobre la mesa un conflicto ajeno y no solucione el desorden y la inseguridad interna de un país que todos los días se va acercando más a un estado fallido.
No queremos lamentar que empiece en Colombia un genocidio contra los empresarios, los políticos y dirigentes que no piensen como este desgobierno destructor, incendiario e irresponsable, que está promoviendo ahora con más sevicia el odio contra quienes no piensan igual a quienes están desgobernando en la actualidad. Una estrategia intimidatoria de campaña que termina en graves situaciones de orden público y ojalá no, en más muertes que lamentar.

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La misma excusa de pelear por Palestina y rechazar los ataques de Israel contra los terroristas de Hamás no puede servir de fundamento para atacar en Colombia a los buenos, a quienes producen y a quienes defienden la democracia; marchas que van contra el genocidio en la franja de gaza, se organizan en Colombia y se indujeron y dirigieron contra los que producen riqueza y generan empleo en el país. ¡Qué paradoja! El propósito es defender a los criminales y acabar con los empresarios. ¡Qué bonito! Acá protegemos al asesino y atacamos a los gobernadores, alcaldes, congresistas, diputados, Concejales y demás dirigentes y ciudadanos que no piensen como el desastroso gobierno nacional.
Ni siquiera el magnicidio de Miguel Uribe Turbay los detiene, ahora las amenazas y los discursos de odio van contra Paloma Valencia en lo individual y contra la Asociación Nacional de Industriales o de Empresarios de Colombia, ANDI, contra su nombre y su infraestructura, en lo colectivo.
No nos pongamos con eufemismos, este es el gobierno del desastre total, de la inseguridad, del vandalismo, del fortalecimiento de las bandas criminales. Un gobierno que defiende al vecino dictador que solo nos genera narcotráfico, da asilo a criminales y produce daño a sus connacionales; y que ataca a Estados Unidos y a Israel allende las fronteras, nuestros dos principales socios, económico el primero, y en temas de seguridad ambos.
Los momentos más oscuros de la historia los habíamos vivido hace tres décadas, los oscuros movimientos del narcoterrorismo regresaron para quedarse, el pueblo colombiano está cansado nuevamente del estallido antisocial, de las marchas ya no solo de vándalos, sino de delincuentes graduados.
Finalmente toda esta anarquía que se ha generado desde el desgobierno puede desatar más crímenes atroces como el de Miguel Uribe Turbay y así se convierte en una amenaza de genocidio contra todo el que critique, haga control o se oponga a este nefasto desgobierno. No queremos que se siga consolidando la dictadura nuestra, como lo hizo el vecino de Caracas, con los principios que siempre los orientan: a quien no esté con su cartel que lo lleven a cualquier precio a la cárcel, al exilio o a la tumba. ¡Dios nos guarde y nos proteja en toda Colombia!
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