Por: Balmore González Mira
Tradicionalmente, la Diosa de la justicia es representada con una venda tapándole los ojos, una balanza y una espada, cuyo significado hemos observado como la equidad de quien juzga, sin miramiento de clase, raza, ideología, sexo o credo político; con base en razones objetivas, con el equilibrio de la balanza, pero firme y con la capacidad coercitiva de la espada. Con su pie izquierdo se encuentra pisando una serpiente que significa que la justicia tiene que imperar sobre todas las injusticias.
Muchos se preguntan por qué la justicia se representa vendada y la explicación más simple radica en que ella no mira a quien juzga, sino que recoge los hechos y con ellos evalúa las circunstancias de tiempo, modo y lugar y califica la acción cometida.
En Colombia sin embargo, en muchos casos, se ha despojado a la justicia de la venda, se le han puesto lentes más potentes y se mira y discrimina dependiendo de a quien se vaya a juzgar, desdibujando el principio de la imparcialidad y tirando de paso por la borda el de la presunción de inocencia. Esa justicia sesgada lleva a prejuzgamientos y a la fabricación de pruebas contra unos y a destruir o desconocer pruebas contundentes contra otros. Esa justicia así, no es justicia, porque nos conduce a condenar inocentes y a exonerar culpables; es decir, a condenar a alguien por exactamente los mismos hechos por los que es declarada inocente otra persona.

Cuando la venda se le quita a la Justicia, la balanza pierde la capacidad del equilibrio y solo se va a medir por conveniencia política, económica o ideológica y contamina el valor más preciado de la humanidad, que es la Equidad, como bien supremo de la justicia.
Queda en el ambiente la sensación de una justicia parcializada cuando debe ser absolutamente imparcial, cuando no debe dejar dudas, cuando debe ser la garantía y fuente de inspiración y orgullo de la sociedad. Nuestra justicia tiene que ponerse nuevamente la venda que la representa, pues no puede ser que solo imponga su espada y nos pisotee con su extremidad izquierda, para avergonzarnos de su proceder, imponiendo el castigo de que cualquier injusticia es superior si ideológicamente se muestra como un triunfo de un pensamiento determinado ante la sociedad.
La justicia tiene que recuperar su magistratura y recuperar esa venda para que en Colombia haya tranquilidad, democracia y una verdadera armonía de los poderes públicos, como garantía del respeto a la Constitución y a la ley.

