Editorial El Occidental
Pareciera que el título no fuera una ironía sino una realidad. Cuando los 7 de agosto, a un año de terminar los periodos presidenciales los colombianos siempre hacemos balances por los legados que dejan los mandatarios, desde el departamento de Antioquia lo primero que debemos decirle al presidente petro es que gracias por unir a la inmensa mayoría de los antioqueños en torno a la defensa de su territorio y de nuestro buen nombre, desde hacía muchos años no se escuchaba en los pasillos de la sociedad antioqueña que renaciera de tal forma el grito de independencia con tanto respaldo, y de rechazo mayoritario a quien nos maltrata, ofende y abandona.
Gracias por atacar a los buenos Gobernadores y Alcaldes, por perseguir a los empresarios que generan empresa y empleos en el país. Gracias por perseguir, insultar y pretender expulsar a los extranjeros que tienen inversiones legales en nuestro territorio.
Con toda seriedad lo decimos, gracias presidente por hacernos quedar mal ante el mundo, por avergonzarnos cada que habla en cualquier escenario nacional o internacional, las estupideces de su discurso ya no tienen límite. Ha desbaratado de una manera tan consistente las relaciones internacionales que ya cualquier cosa que diga o haga no nos sorprende. Su delirio no tiene fronteras, tal vez podríamos compararlo un poco con el cinismo de Samper y la traición de farcSantos. La forma de hablar deshilvanado, incoherente y volátil, también hacen parte de una narrativa que nos conduce al abismo.
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Gracias presidente por dejar que en su gobierno se hayan presentado diariamente tantos escándalos de corrupción que superan los históricos que ya teníamos, pero también todo tipo de escándalos vergonzosos; pero gracias también por acabar con el sistema de salud de los colombianos que hasta hace unos años era calificado como uno de los mejores del mundo; gracias por dejar desfinanciados a los estudiantes a través de los créditos del Icetex y por abandonar a los maestros en su malísimo sistema de salud del cambio; gracias por pretender acabar con el excelente sistema de expedición de pasaportes tan eficiente que tenemos. Gracias por pretender acabar con toda la organización electoral que tantas veces le ha certificado sus elecciones.
Gracias por pretender acabar con la separación de poderes, desconocer a las altas Cortes cuando no fallan en su favor; gracias por pisotear al Congreso de la República y hacer del ejecutivo nacional una posada de investigados e ineptos, desadaptados y resentidos sociales.
Gracias por menoscabar la confianza y la labor histórica de nuestras fuerzas armadas, gracias por dejar secuestrar y asesinar diariamente a nuestros humildes policías y soldados. Gracias a esto, todos los días hay bloqueos por todo el país, donde se viola el derecho a la libre locomoción de miles de colombianos enfermos y asalariados; gracias a ello se dispararon los secuestros, las masacres, los asesinatos de líderes, las extorsiones y la seguridad en toda la geografía nacional.
Gracias por parar las obras de infraestructura que benefician a toda Colombia y que usted dice que son solo para los ricos. Gracias por no hacer una sola megaobra con la que Colombia lo vaya a recordar. Aunque en el relato quedan solo los trenes elevados que se quedaron en el aire como la casa de Escalona y el aeropuerto de la Guajira como dos de sus “más grandes realizaciones”.
Gracias por demostrar una vez más, como sucede en todo el mundo, que los únicos ricos de los sistemas comunistas, Castrochavistas, son los que hacen parte del roscograma del “gobierno del cambio”. En conclusión, gracias por nada presidente, porque se posesionó hace tres años y no ha gobernado bien un solo día. A estas líneas le podrían caber mil cosas más de lo que ha sido el peor gobierno de la República de Colombia, pero de alguno forma hay que celebrar los tres años de un nefasto gobierno.
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