LOS VERDADEROS AMIGOS 

Por: Balmore González Mira 

Septiembre se ha establecido como el mes de la amistad, el mismo que muchas personas  celebran por moda y pocas lo hacen con ese sentimiento sincero o lo hacen simplemente porque la publicidad los invita e incita a ello. Al despedirlo y empezar el frio y lluvioso octubre, escribo sobre una reflexión que alguien me hizo sobre este tema, que me llamó poderosamente la atención y  me hace reflexionar mucho hacia el futuro.

A mitad del mes de septiembre recibí una llamada telefónica donde esta persona me afirmaba que yo era el único amigo verdadero con que contaba, que había revisado a su alrededor y que obviamente tenía a su esposa, hijos y nietos, a su familia, pero que seguía observando y que quienes lo rodeaban eran “amigos por  conveniencia”, unos porqué él podía ayudarlos, otros porque hacía negocios con ellos, unos más porque fueron conocidos en el ejercicio público y otros porque los había empleado en su empresa. 

Manifestaba además que unos que consideraba como amigos, cuando él ya no les fue útil se retiraron, no volvieron a llamar ni a contestar siquiera el teléfono cuando él los necesitó.

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Sus expresiones sobre los verdaderos amigos y la amistad me sorprendieron porque este amigo está permanentemente relacionado con muchas personas y su agenda y accionar es nutrida, como para pensar que a algunos no los tenga como sus amigos.

Le hablé sobre la teoría de la amistad circunstancial aquella que afirma que “hay dos tipos de amigos, uno que resulta ser bueno y el otro que termina siendo muy malo. El primero es alguien que, por las circunstancias, se convierte en tu amigo”.

Terminó diciendo que la falsedad y la ingratitud de muchos a quienes consideraba sus amigos también lo había llevado a esa conclusión y que definitivamente no se podía confiar en nadie, que ni siquiera los circunstancialmente buenos se podían meter en esa categoría y jocosamente continúo diciendo que los amigos los contaba en los dedos de la mano derecha y que le quedaban libres 4 de ellos. Qué solo contaba con su familia y que “lo único que espero es que no me la embarren como algunos a quienes en el pasado consideré mis amigos”.

Cerró su conversación con esta frase para la reflexión:  “Los falsos amigos  te llaman cuando te  necesitan, los verdaderos lo hacen para saber como estás” 

Dejo estas reflexiones preguntando: ¿Existen los verdaderos amigos? ¿Sabes el valor de un amigo verdadero?

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