Occidente, el Corazón de Antioquia

Por: Gloria Montoya

Ser antioqueño ha sido un concepto moldeado por el tiempo y las decisiones políticas que han definido sus límites geográficos. Demos un vistazo:

Antes de que la palabra Antioquia se utilizara en nuestro territorio para designar alguna villa, los territorios, bastante descentralizados por cierto, eran gobernados y protegidos por caciques como Toné, Nabonuco, Nutibara, Peque, Urabá, Buriticá, entre otros. Estos líderes ejercían autoridad y protección sobre sus dominios en todos los aspectos de gobierno y administración. De hecho, algunos de ellos pertenecían a etnias y culturas diferentes, con lenguajes propios y guerras entre sí.

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Cuando el español Jorge Robledo fundó la villa de Antioquia en 1541, ser antioqueño significaba pertenecer a los valles de Ebéjico, Frontino o del Tonusco, en la subregión occidental. Sin embargo, este territorio formaba parte de la gobernación de Popayán, por lo tanto, los habitantes de la villa de Antioquia no eran antioqueños, sino payaneses. Más aún, todo el territorio, incluyendo Popayán, pertenecía al Reino del Perú, lo que convertía a los pobladores en habitantes de Antioquia, administrados por Popayán y, técnicamente, súbditos del Perú, es decir, peruanos.

Con la unión de dos villas, Santafé en el valle del Tonusco y Antioquia, trasladada a ese territorio, se inició la vida de Santa Fe de Antioquia. Esta fusión, promovida por el mariscal Jorge Robledo, tenía como objetivo fortalecer la habitabilidad para continuar explotando las riquezas mineras locales, delineando así un territorio que evolucionaría significativamente con el tiempo.

La emisión de la Real Cédula en 1584 marcó la creación del Gobierno de Antioquia, abarcando jurisdicciones como Santa Fe de Antioquia, Cáceres, Zaragoza, Remedios y Caramanta, aunque sus límites eran aún inciertos. Antioquia fue entonces segregada de la provincia de Popayán y se convirtió en la capital de la nueva provincia, según relata Heriberto Zapata. Con el tiempo, esta provincia se expandió, incorporando las áreas de Urabá, Bredunco, Nive y el Valle de Aburrá. El siglo XVIII trajo más cambios: Antioquia anexó jurisdicciones como Arma, Marinilla, Remedios y Supía, mientras que Ayapel y Guamocófueron segregadas y añadidas a la gobernación de Cartagena. De un día para otro, los habitantes del oriente antioqueño pasaron a ser considerados antioqueños, mientras los otros quedaron designados como oriundos de Cartagena.

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Durante el siglo XIX, el concepto de ser antioqueño fluctuó aún más. En 1813, el Estado Libre de Antioquia se estableció dentro de la Nueva Granada, pero en 1824, los antioqueños quedaron bajo la jurisdicción de Cundinamarca, debido a la Ley de División Territorial de la Gran Colombia. Esto significaba que ahora los habitantes de Antioquia eran cundinamarqueses. Posteriormente, en 1851, la insurrección conservadora hizo que por ley se dividiera el territorio antioqueño en tres provincias: Antioquia, con capital en Antioquia; Córdoba, con capital en Rionegro; y Medellín, con capital en Medellín. Ahora, solo los habitantes del occidente de Antioquia mantenían su identidad de antioqueños, mientras que los del oriente se convirtieron en cordobeses y los del valle de Aburrá en medellinenses. Sin embargo, en 1855, la provincia de Antioquia recuperó su forma anterior, aunque sin incluir a Urabá.

La continua reconfiguración territorial siguió en el siglo XX. La ley de 1905, impulsada por la crisis económica y política tras la “Guerra de los Mil Días”, provocó la creación del departamento de Caldas, segregando partes de la entonces conocida Antioquia la Grande y devolviendo a Urabá parte de su territorio. Los habitantes de Caldas, Quindío y Risaralda dejaron de ser antioqueños, mientras que los urabaenses, esta vez, sí se integraron como antioqueños.

En 1908, la Ley Primera creó 34 departamentos en el país, dividiendo a Antioquia en cuatro: Antioquia con capital en Antioquia (Occidente); Jericó con capital en Jericó (Suroeste); Medellín con capital en Medellín (Valle de Aburrá); y Sonsón con capital en Sonsón (Oriente). Así, solo los de occidente mantuvieron su tradición de ser antioqueños, mientras los demás cambiaron su designación de origen.

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Esto demuestra que Antioquia, como territorio, no es homogénea, como muchos piensan. Es una suma de historias y culturas, dentro de las cuales la cultura paisa, oriunda del oriente, se ha hecho visible a través de su proceso de colonización hacia el interior de Antioquia y el occidente de Colombia, con su fuerte unidad en costumbres y cosmovisión, los paisas han protagonizado la escena. Sin embargo, la realidad es que Antioquia es un collage cultural aún por redescubrir.

Sin embargo cabe concluir que si hay una región que siempre ha sido antioqueña, es el occidente, pues desde la fundación de Antioquia, ninguna ley les ha arrebatado ese honor.

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