Por: Gloria Montoya- Historiadora y escritora
El mes pasado, la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI) celebró sus 111 años de existencia, consolidándose como la agremiación más antigua de Antioquia. La conmemoración fue titulada “El siglo de la luz”, en honor a un hito que marcó un antes y un después en la historia de Medellín: la llegada de la luz eléctrica el 7 de julio de 1898, gracias a la puesta en marcha de la Pequeña Central Hidroeléctrica de Santa Elena. Este acontecimiento fue el catalizador de un acelerado crecimiento urbano que, a su vez, demandó la presencia de profesionales calificados en ingeniería y, posteriormente, en arquitectura, para moldear y organizar la nueva urbe civilizada.
La SAI fue fundada en 1913, en el contexto del centenario de la independencia. Aunque ese siglo estuvo marcado por guerras civiles y dificultades para el desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, como el Ferrocarril de Antioquia, la región se destacó por su esfuerzo en implementar y fortalecer la educación superior, a pesar de las adversidades. La Universidad de Antioquia, junto con la creación de la Facultad de Minas, desempeñó un papel crucial en la formación de un gran número de ingenieros. En esta celebración, se rindió homenaje a la primera mujer ingeniera de Colombia: Sonny Jiménez de Tejada y sus descendientes asistieron como invitados especiales. A continuación, se presenta una breve reseña de esta destacada mujer, cuyo legado la SAI quiso resaltar en este “siglo de la luz”.
Sobre su vida…
En el corazón de la vibrante ciudad de Medellín, Antioquia, nació en 1922 una mujer destinada a romper moldes y desafiar las normas de su época: Sonny Jiménez de Tejada. Desde temprana edad, su mente inquisitiva y su fascinación por las ciencias la diferenciaban del resto. En un mundo donde las aspiraciones femeninas se veían limitadas a roles tradicionales, Sonny albergaba sueños ambiciosos, anhelando dejar su huella en el inexplorado mundo de la ingeniería.
Su camino no estuvo exento de obstáculos. Las barreras sociales y las expectativas estereotipadas de la época conspiraban contra sus aspiraciones. Sin embargo, Sonny poseía una determinación inquebrantable, un espíritu indomable que la impulsaba a perseguir sus sueños con tenacidad y pasión. En 1941, desafiando las convenciones, ingresó a la Escuela Nacional de Minas de la Universidad Nacional de Medellín, convirtiéndose en la primera mujer en embarcarse en la carrera de ingeniería en Colombia.
Sus años de estudio estuvieron marcados por la excelencia académica y una dedicación extraordinaria. Sobresalió entre sus compañeros por su aguda inteligencia y su incansable afán por comprender los misterios de la ciencia y la ingeniería. Su pasión era contagiosa, inspirando a quienes la rodeaban con su entusiasmo y su inclaudicable espíritu.
En 1946, tras un arduo y fructífero recorrido académico, Sonny Jiménez de Tejada a los 24 años de edad alcanzó un hito histórico: se graduó con honores como INGENIERA CIVIL Y DE MINAS, rompiendo así las barreras del patriarcado y abriendo las puertas para que otras mujeres siguieran sus pasos en un campo que hasta entonces era considerado exclusivo para los hombres. Posteriormente curso la Maestría en Ciencias en Ingeniería Civil en el Carnegie Institute ofTechnology en Pittsburgh, Estados Unidos y en Planeación Física Urbana de la Universidad Nacional sede de Medellín
Su logro resonó con fuerza en toda Colombia, convirtiéndola en un símbolo de empoderamiento femenino y un faro de esperanza para las jóvenes que aspiraban a derribar las barreras que limitaban sus sueños. Su historia inspiró a generaciones a luchar por sus metas, demostrando que las mujeres tienen la capacidad de sobresalir en cualquier ámbito, sin importar las limitaciones impuestas por las normas sociales.
Más allá de su proeza académica, Sonny Jiménez de Tejada labró una exitosa carrera profesional. Su brillante mente y su amplia experiencia la llevaron a participar en diversos proyectos de ingeniería de gran envergadura en Colombia. Su legado como pionera en la ingeniería colombiana es innegable.
Su labor docente en la Universidad Nacional de Medellín también fue de gran impacto. Con la pasión y el conocimiento que la caracterizaban, transmitió su saber a innumerables estudiantes, inspirándolos a perseguir sus sueños con la misma determinación y tenacidad que ella había demostrado a lo largo de su vida.
Falleció en 2014 a los 92 años, dejando un recuerdo imborrable en la historia de la ciencia y la tecnología en Colombia. Sonny Jiménez de Tejada fue una mujer excepcional, una pionera que desafió las normas y abrió camino para que las generaciones venideras pudieran perseguir sus sueños sin importar su género. Su legado es una fuente de inspiración para todas las mujeres que buscan romper barreras y alcanzar el éxito en cualquier ámbito que se propongan.