UNA SEMANA SIN ESCÁNDALOS DEL GOBIERNO NACIONAL, UN PROPÓSITO IMPOSIBLE EN COLOMBIA 

Editorial El Occidental

En el país siempre ha habido todo tipo de escándalos desde que hay  recordación en la historia escrita y contada de todos los gobiernos nacionales. Unos más graves que otros y algunos más espaciales que aquellos. Unos van desde los millonarios saqueos y los otros desde los típicos temas de sábanas y faldas que llenan a diario los titulares periodísticos, unos de investigación judicial y otros de farándula y aún más allá los del amarillismo, que también son respetables en su ejercicio periodístico, pero que al fin de cuentas denuncian todos los actos irregulares.

Lo anterior muestra que definitivamente el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente. Sin embargo, la justificación no exonera al actual “gobierno del cambio” de los caudales que han pasado debajo de sus  puentes en materia de escándalos y de hechos que nos llenan de vergüenza, pero que a veces sus aliados y seguidores desean que pasemos desapercibidos, como si esa fuera ya una situación normal y cotidiana que debemos observar como una conducta que hace parte de nuestra esencia y de nuestra idiosincrasia.

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Por el contrario, desde los medios de información tenemos la obligación de pronunciarnos frente a lo que vemos como el peor comportamiento de los miembros más poderosos del gobierno nacional, con actos bochornosos que rayan o pasan las líneas legales y se van directo a los canales del delito, que luego pretenden justificar con que en los gobiernos anteriores también fueron hechos frecuentes.

La actual situación nacional no resistiría un solo analisis en países que de verdad tienen controles jurídicos y disciplinarios serios y controles ciudadanos capaces de exigir el cumplimiento de la norma y la salida inmediata de quienes esten inmersos en los actos que aquí se suceden a diario. Colombia hoy no saldría de un incendio y  destrucción en las calles por los manifestantes del desafortunado estallido social, si todas estas conductas corruptas hicieran parte de un gobierno de Centro o de Centro Derecha que tuviera la oposición del actual pensamiento de gobierno, pero que ellos justifican desde las bodegas y desde la tribuna presidencial como si fueran normales, o peor, como si fueran inventos de la oposición o de los medios de información serios que hacen investigación para publicar sus mundanas e ilegales actuaciones.

No pasa una  semana y veces ni días y ni horas para que un escándalo de corrupción del actual gobierno nacional ya sea opacado por otro peor. Y lo peor de todo es que algunos cínicos manifiestan que lo que pasa es que a este gobierno no le perdonan ni una, como si se tratara de escoger cuál de sus delitos publicar y cuál dejar que duerma el sueño de los justos y los injustos.

¡Mientras usted amable lector termina este editorial se ha preguntado ¿y cuál escándalo de corrupción viene ahora?!

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