UNIÓN PARA SALVAR LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD

Por: Félix Alfazar González Mira

Es deber recordarle a los colombianos, y fundamentalmente a las nuevas generaciones que han sido frustradas y engañadas por este gobierno del “cambio en reversa”, que después de la crisis profunda de los dos partidos políticos tradicionales, producto de sus hechos y decisiones autodestructivas, no estamos escogiendo presidente dentro del sistema que defiende la libertad y la iniciativa privada, sino entre dos sistemas de gobierno radicalmente opuestos: el capitalismo, que le ha dado riqueza al mundo, o el neocomunismo, que le da pobreza a sus países y habitantes. Ya no estamos definiendo qué aspirante del partido liberal o conservador llevamos a gobernarnos dentro del sistema democrático, sino cuál aspirante representa la defensa de la democracia, la libertad y la iniciativa privada. Porque en la otra orilla tendremos a los que enarbolan las banderas del neocomunismo del Foro de Sao Paulo, de Chávez y Maduro, de Fidel Castro y Cuba, y de los países que han sufrido muerte y destrucción por la aplicación estatista de esas políticas.

Porque es consciente de ello, y de otras tantas situaciones de peligro en que anda Colombia, el presidente Uribe, demostrando una vez más su profundo amor por ella, viene coordinando gestiones políticas con dirigentes, organizaciones y partidos que encierren un gran espectro ideológico que cobije desde la centroizquierda hasta la derecha, para derrotar, en democracia, al extremoizquierdismo neocomunista que nos quiere llevar hacia la isla caribeña caída en desgracia y la patria de Bolívar empobrecida por sus saqueadores. “Desde Abelardo hasta Fajardo”, ha dicho, queriendo significar lo que encierra su pensamiento ideológico, que fue el cuerpo de doctrina que gobernó el país entre los años 2002 y 2010, con resultados revolucionarios en todas las áreas y campos del desarrollo nacional. Colombia, de “Estado fallido”, pasó a ser una estrella en Latinoamérica.

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Claro que la situación peligrosa que vive Colombia demanda la unión de sus mejores hijos y dirigentes, así hayan tenido diferencias en el pasado, pero todo en democracia. Hay que hacerle frente al enemigo común que viene, como draga, destruyendo todo lo que encuentra a su paso: el neocomunismo con discurso marxista de los años sesenta, con un líder rabiosamente marxista.

La historia universal ha dado señales de que la unión entre diferentes o “enemigos” se ha, transitoriamente, dado para defender una causa común. La China de los comunistas de Mao Zedong fue apoyada por la China nacionalista de Shai Kaing Shek ante el ataque de la invasión por parte de Japón en 1937. Dos enemigos en luchas internas por el poder político se unieron para sacar al invasor, al enemigo común. Nosotros, los demócratas, tenemos un enemigo común que nos quiere llevar hacia la dictadura socialista, con el libreto claramente aplicado en otras latitudes, con resultados visiblemente desastrosos.

Los que critican, de entrada y sin análisis del contexto histórico que vivimos, las gestiones de los expresidentes Uribe, Gaviria y Pastrana le prestan un mal servicio a la democracia liberal que queremos profundizar en nuestras instituciones republicanas, o continúan satisfechos con las políticas y resultados de este gobierno, toda vez que apoyaron su elección y, en la mayoría de los casos, lo siguen defendiendo.

La unión del establecimiento democrático, con sus diferencias e individualidades, que queden plasmadas en un robusto programa de gobierno que interprete las amplias mayorías nacionales, es la única garantía de que el año entrante terminemos la pesadilla que ha representado el extremoizquierdismo conduciendo las riendas de la sociedad colombiana.

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