Por: Félix Alfázar González Mira
No es sorprendente que las encuestas al medir la opinión ciudadana estén reflejando el ascenso permanente del afecto que los colombianos le tenemos al presidente Uribe. Es la consecuencia normal del cariño y amor demostrado durante su vida pública, que él tiene por Colombia y sus compatriotas con las más superiores demostraciones de transparencia y honradez, jamás vistas en toda nuestra historia republicana.
Vemos que el dirigente público, de todos los tiempos, más calumniado, vilipendiado e investigado por las autoridades de control es Alvaro Uribe Vélez. Si él hubiera realizado el 1% de las barbaridades corruptas que han hecho, a ojos vistos, la dupla Santos-Petro en sus campañas políticas y en el ejercicio del gobierno, estaba en el cementerio, la cárcel o el exilio. Si a Juan Manuel Santos y al presidente Petro se le investigara imparcialmente, no resistirían el escaneo juridico a que es permanentemente sometido el Gran Líder de la nación.
Todos los temas de campaña de Santos, el despreciable, su financiación por Odebrecht, utilización de la logística de los Nule, sus jefes de campaña financiados por contratistas estatales, condenados a años de cárcel; su relación con los Musas, Ñoños, Royes, Benedettis o Pradas, que representan lo más despreciable y dañino de las tóxicas élites locales y regionales, que acabaron con Fonade y le dieron el triunfo tanto a él como a Petro. Su manejo oscuro de los falsos positivos.
Santos, el quinta columnista, tránsfuga y traidor de la opinión pública nacional e internacional (al comprar el Nobel de paz que nos dejo en más guerra), el tahúr, el mentiroso que no lo entran, porque es aliado, en la narrativa mamerta repetida permanentemente por el actual presidente sobre los 6200 falsos positivos.
Santos, en el ejercicio del gobierno, comprador de votos y conciencias con el presupuesto público en los órganos de poder; el dinero público circulaba en el espiral negro de los contratos negociados entre algunos parlamentarios, constituyéndose ciertamente el congreso, con sus cupos indicativos, en lo que los americanos llaman ” el barril de los puercos”.
Petro, hoy presidente de Colombia, empacando clandestinamente dinero en bolsas como cualquier mafioso aventajado; su primera línea política, no terrorista, amenazando con los 15 mil millones en su origen y ejecución en la campaña, los topes de ésta visiblemente desbordados por su ostentación, todo lo recordable, por lo negativo y nefasto en su ejercicio como alcalde de Bogotá.
En el ejercicio de ésta como en la actual presidencia sería larga la lista de atrocidades, mal gobierno, peor ejemplo, pésimas prácticas; es decir, todo lo que no debe hacer un dirigente elegido por su pueblo. Está escribiendo el mejor tratado de mal gobierno. Por donde se unda el dedo en el cuerpo del estado sale a flote el pus de la corrupción descarada y ostensible.
Supersalud, Sena, hidroeléctrica de Urrá, Ecopetrol, Agencia Nacional de Tierras , Sae, etc. Y la expresión superior: la Unidad Nacional de Gestión de Riego, utilizada como escalamiento hacia la feria de dinero de compraventa de votos y conciencias a algunos parlamentarios. Los cupos indicativos de Santos trascendidos, cínica y asquerosamente, hacia el billete contante y sonante. Esa dupla, Santos-Petro nos está gobernando y aspira en el 26 a continuar haciéndolo.
Uribismo versus Petrismo es lo plasmado en el horizonte nacional. Las encuestas serias y modernas vienen escrutando la opinión pública de la nación. Esta, bien informada, sin ideologías en desuso y fracasadas, padeciendo dificultades del mal gobierno, viendo resultados negativos en todas las órdenes de la vida cotidiana; continuará formándose en la dirección de la democracia y la libertad. No valdrá la táctica de cabalgar recurrentemente sobre la mentira hacia la desinformación leninista del agitador-presidente para convencernos que lo que era bueno, ahora es malo y lo que era malo ahora es bueno.