EL CÁNCER QUE MATA EN COLOMBIA

mujer

Por: Balmore González Mira

Hablar de la enfermedad que se ha llevado a millones de personas en el mundo y que en Colombia ha dejado también a muchas familias huérfanas por la partida de sus seres queridos, debe ser un tema que traten los expertos en el tema.

Del cáncer que hablaré en esta columna es del mental y sicológico que nos han dejado sembrado las generaciones del narcotráfico y el terrorismo, desde el comportamiento de muchos de nuestros congéneres, empezando por Pablo Escobar y la herencia maldita dejada para que hoy las nuevas generaciones aún deseen imitarlos y ser narcos; pasando igualmente por los grupos terroristas de las denominadas guerrillas colombianas, los criminales paramilitares y ahora las bandas organizadas con diferentes nombres que ondean sus banderas de impunidad por todo el territorio nacional.

Publicidad

Ese cáncer que alcanza inclusive para que muchos se sientan orgullosos de pertenecer a la primera línea y delinquir como si no existiera ley y orden para ellos. Ese cáncer del delito y su forma de permear al ser humano, el mismo que ha llegado a miles de hogares para destruirlos, unos porque sus hijos se incorporan voluntariamente, otros porque los llevan reclutados a estas organizaciones criminales y otros más porque son secuestrados, extorsionados o asesinados por estos bandidos que enarbolan banderas sin ideario diferente que el de enriquecerse con sus actos criminales.

El cáncer mental que corroe a nuestra sociedad nos lleva por los oscuros caminos del tráfico de menores, de sexo, de órganos y de personas. Es una sociedad carcomida por la enfermedad terminal del dinero al costo que sea, sin importar si se llevan vidas por delante y bañan de sangre nuestros territorios y dejan huérfanos regados por doquier.

Publicidad

Se nos está volviendo nuevamente paisaje, la extorsión y el secuestro, ya el hurto no es noticia. Hasta los feminicidios nos parecen normales y ni los parricidios nos sorprenden. Nuevamente, los retenes ilegales son conversaciones en las salas de las casas.

Del Chocó a Bucaramanga y desde Leticia hasta el Cabo de la Vela, las historias son parecidas y ni que decir de lo que acontece en los centros urbanos de las grandes ciudades del país.

Qué desgracia cuando nos dieron los títulos de tener a los más grandes capos, a la guerrilla más antigua y a los criminales más sanguinarios y osados del planeta. No más herencias de estas, que son un verdadero cáncer para la sociedad y el planeta.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Follow by Email
Instagram