AÑORANDO A MIGUEL URIBE TURBAY 

mujer

Por: Balmore González Mira 

En los dos meses desde la muerte de Miguel Uribe Turbay, el pasado 11 de agosto y a cuatro meses desde ese vil atentado, producto todo del discurso de odio y de los criminales materiales e intelectuales haber llegado al objetivo de truncar el camino presidencial de quién definitivamente estaba llenando las expectativas de miles de colombianos que se venían sumando a su campaña, nada nuevo y novedoso ha pasado en el país, en materia de candidatos y propuestas.

No pretendo calificar o descalificar el variopinto cartel de candidatos que hoy está por los lados de un centenar en el país. Lo que pretendo es dejar la reflexión de cómo en un estado cuasi fallido como el nuestro, todos los caminos de la inseguridad jurídica y física, conducen a la tragedia anunciada, de dejar por fuera al mejor  del abanico y seguir con un desgobierno irresponsable, como si nada hubiera pasado.

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Una vez hecho el daño y de la tristeza y desesperanza que nos embargó a muchos, la satisfacción de unos fue evidente por haberse quitado a su mayor adversario del camino. Sin duda alguna, con el paso de los días, es más claro y evidente que Miguel Uribe Turbay era el mejor candidato del momento en este punto de la historia de la Nación. Conocedor del país y de su problemática, Miguel se montó en el bus de la seguridad y se empecinó en que recuperarla era la solución para un territorio que está lleno de grupos criminales fortalecidos por la fracasada paz total. De ahí derivaba su discurso para explicar cómo la seguridad podía contribuir incluso a mejorar los indicadores de salud y educación y fortalecía todo el panorama económico de una república; de cómo la confianza inversionista, tan escasa hoy en un país gobernado por enemigos de los empresarios, haría que el crecimiento del PIB mejorara las condiciones sociales y llegara a generar los empleos formales que tanta falta le hacen a Colombia. 

Sin duda, la facilidad de análisis de ese gran líder en que se había convertido Miguel, y esa respuesta oportuna, didáctica, y hasta simple, hacían de él, el adversario a vencer en las urnas; pero no fue así, sus enemigos criminales optaron por el camino de las balas y lo sacaron del camino para siempre.  Miguel estaba preparado y a punto para ser el mejor Presidente de todos los colombianos.

Avanza la campaña presidencial manchada por la sangre de la nueva esperanza de la Nación, lo que nos obliga a revisar muy exhaustivamente a los candidatos y resolver a quien acompañar; de tajo se nota la falta de preparación de muchos, el deseo de hacer daño de otros y obviamente varios que se están diciendo que si el actual presidente pudo, por qué no ellos.

El futuro del país está en juego y como me sentenció un campesino inteligente cuando veíamos en televisión las noticias en un restaurante de carretera, y allí se informaba sobre candidatos y temas del actual gobierno: “vea señor, cualquiera de esos es mejor, que uno que sea de petro”, refiriéndose a qué el actual gobierno es el mayor desastre que haya vivido Colombia.

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