Por: Héctor Quintero Arredondo
No se trata de un título para un porro o un vallenato.
Es la terrible figura que expropia, pero llamándola de otra forma, el ahorro privado.
Dicen que, en Colombia, la institución del “colchón bank”, o sea guardar la plata bajo el colchón, está creciendo como espuma, dada la permanente e irresponsable actitud de quien ocupa la Casa de Nariño.

Sus recientes “cuentos” sobre inversiones forzosas y depósitos de ahorro, no pueden ser el fruto de un razonado pensamiento macroeconómico, que cocina un proyecto de Ley, que a la luz del art.150, literal de la Carta, vaya a llevar al Congreso, para que el tambaleante Ministro de Hacienda y el zorro Cristo, lo defiendan. Sabe Petro que por ahí tiene un camino minado, digno de las practicas de sus amigos de las FARC y el ELN.
En sus noches de malévolos desvelos y con el afán de echarle mano a los dineros privados, lo que ha demostrado en su enredo pensional, en su ahogada reforma a la salud, en la tributaria que saco airosa; quien se sienta hoy en el solio de Bolívar, debe estar craneando “una emergencia”. (¿art 215?) que se motive con las jerigonzas de los mamertos, por ejemplo: se necesita más plata para lograr la “Paz Total” o la economía solo se reactiva con dinero fresco y para ello se necesitan las inversiones forzosas.

Y entonces, en una noche encorralan el ahorro privado y lleva esa inmensa cantidad de recursos a una gran masa (ya tiene ADRES) que le permita subsidiar en escala superlativa y así presentarse a las próximas elecciones.
Para llevar a cabo, la campaña libertadora, que hace 200 años, terminó en la gloriosa batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, Bolívar, Sucre, Córdova, variaron la estrategia 180 grados. Acá podría pasar algo similar.
Tenemos que seguir custodiando y divulgando a los enmermelados del Congreso, pero no descartamos que los mamertos piensen en otras posibilidades.
Los comunistas no producen un peso, pero se comen todo lo que nos roban.


