Que la riqueza natural impulse el desarrollo

Por: Ana Ligia Mora Martínez – Ingeniera y líder ambiental

Considerando los fundamentos de nuestro pensamiento político y los ideales de Nación, desde el Centro Democrático acogemos con optimismo una visión renovada del entorno ambiental y del desarrollo sostenible como motores del progreso y el crecimiento del país. En este contexto, desarrollamos algunos de los asuntos que nos motivan a proponer una transformación de las políticas ambientales del país integrando los asuntos económicos, sociales y tecnológicos actuales.

El contexto internacional resalta las transiciones geopolíticas y los cambios en el orden económico, enmarcados en acontecimientos naturales y climáticos que afectan el desarrollo y crecimiento de los países.

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En el contexto colombiano, como país reconocido por su abundancia y riqueza natural, con una posición geográfica estratégica y diversidad cultural, tenemos una oportunidad histórica de fortalecer nuestra economía y desarrollo basándonos en nuestras ventajas comparativas y competitivas (clima, oferta natural y biodiversidad, posición geoestratégica, paisajes, costas, entre otras), mientras aumentamos nuestra capacidad para responder a los desafíos globales.

La visión sobre lo ambiental, debe renovarse para entablar un diálogo con el momento histórico actual. Guardar nuestra riqueza natural en colecciones científicas, museos o postales no garantiza la gestión sostenible ni la preservación de dichas riquezas, como es evidente en nuestras estadísticas de pérdida de biodiversidad en sistemas terrestres, marinos y costeros.

Desde esta visión, abordaremos el que puede ser uno de losmayores retos políticos de Colombia: impulsar su crecimiento y bienestar aprovechando las riquezas naturales y biodiversidad sin agotarlas, garantizando los principios del desarrollo sostenible.

El mayor reto ambiental global, es la descarbonización energética que busca mantener la civilización con el menor costo ambiental. En este contexto Colombia tiene un gran potencial hidráulico y tecnología acumulada en su modelo energético. El agua es clave para el desarrollo energético del país, ofreciendo ventajas en el contexto económico global.

La energía hidroeléctrica representa el 70 % de la capacidad de generación renovable del mundo, una proporción que se eleva a más del 80 % en América Latina, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). El sector juega un papel clave en la implementación del Acuerdo de París.

Proponemos que la Política Ambiental del país esté enfocada en utilizar el agua como motor del crecimiento y desarrollo sostenible. Esto derivará en la concreción de rutas hacia una transición energética razonable y competitiva, que impulse el crecimiento económico bajo en carbono, permita implementar soluciones de adaptación basadas en la gestión del agua, desarrolle el potencial acuícola y pesquero de las regiones mediante enfoques regenerativos, y fomente sistemas de movilidad inteligentes en las ciudades y centros de producción, basados en la oferta de energía renovable y de bajo costo, mientras se protegen y conservan las cuencas.

La gestión integral del agua requiere medidas para la protección de coberturas naturales.  Esto implica incorporar un enfoque más amplio e integral en los instrumentos de planificación y sus metodologías, que vaya más allá de la gestión del riesgo y calidad, avanzando hacia una planificación económica y energética.

Es crucial transformar el sistema ambiental en uno de Desarrollo Sostenible, conectando políticas de gestión de recursos naturales con políticas económicas, sociales, urbanas, minero energéticas y de seguridad. 

La riqueza natural del país debe impulsar el bienestar, el desarrollo, la movilidad social y una sociedad más segura y sostenible.

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