UNA SEMANA SANTA PARA LA REFLEXIÓN

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Editorial El Occidental

La Semana Mayor para el mundo católico es tal vez el momento más grande de celebración para todos los fieles y creyentes. 

Esta semana siempre será el refugio espiritual más grande para las familias, momento donde están concentrados los pasajes históricos del Creador que generan la fé, en la qué,  según las sagradas escrituras, será la de una iglesia que permanecerá por los siglos de los siglos.

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La Semana Santa es sin duda el episodio histórico de fé de mayor reflexión de la humanidad, dónde todos debemos poner sobre la mesa las acciones que acometemos en favor del prójimo y en el bienestar de las comunidades.

En los momentos aciagos que vive nuestro país y nuestra sociedad, tenemos la obligación de orar para que nuestros embolatados gobernantes enderecen el camino y quienes lo vienen haciendo bien permanezcan en esa dirección. Para que quienes todo lo destrozan con hechos y palabras reflexionen profundamente sobre su papel en la sociedad.

La Semana Santa nos da alivio al corazón y alimenta el alma de la caridad, por ello desde estos renglones llamamos a la reflexión de los indolentes, para que la hipocresía no sea el camino, para qué en público no se vaya a las procesiones y celebraciones con el ánimo perverso de que nos vean piadosos, pero en privado se recorra el camino de la maldad.

No puede ser que las enseñanzas de Jesús de Nazareno, con su vida cargada de bondad y su muerte entregada como sacrificio, se pongan en boca de soberbios solo para cazar incautos, aprovechandolas a diario en beneficios personales o políticos. Es necesario que se diga y haga lo mismo, no que se diga una cosa y se actúe de manera diferente. Es hora de la coherencia, el respeto, la humildad y la caridad como lo enseñó el Maestro. 

Hoy sí que se necesita de la grandeza de los seres humanos para salir de los duros momentos padecidos en las diferentes latitudes de nuestra nación. Se requiere de la seriedad y sabiduría de nuestros gobernantes para que sigan el camino del bien, se requiere del altruismo y de la capacidad e inteligencia de los mejores para recomponer una patria que se nos va a pedazos. 

La Semana Santa será el momento de la reflexión por nuestro país, al que ponemos en manos siempre en manos del Sagrado Corazón de Jesús.

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