Editorial El Occidental
Colombia es el país más valiente y resistente del mundo, los analistas de seguridad en la historia de país han hablado de permanentes conflictos internos que se han sostenido durante más de un siglo, lo que lo hace único en el mundo. Pareciera que preferimos vivir de la muerte en manos de terroristas que vivir en la paz de las autoridades.
Con todo el temor a equivocarnos, los cíclicos momentos de inseguridad en el país cada 30 años, hacen que ellos se agudicen y se presenten fórmulas para su solución, que luego son deshechadas sin explicación alguna por los gobiernos subsiguientes. La confrontación de la mitad del siglo XX logró un poco de tranquilidad con la instauración del frente nacional que pronto vio el nacimiento de grupos terroristas que han permanecido hasta estas calendas. Varios presidentes han combatido con diferentes formulas, buscar la tranquilidad del territorio. Esbozan analistas que en 1978 el Presidente Turbay Ayala expidió el Estatuto de seguridad, dando poderes especiales a las fuerzas armadas, de los cuales algunos abusaron, pero logró desmantelar a los grupos terroristas que ya crecían, afirman que logró entregar su gobierno con ellos en los centros carcelarios y que el gobierno siguiente liberó en un proceso de paz inútil que lo único que logró fue rearmar a los violentos.
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Durante los años siguientes crecieron las acciones de las guerrillas y llegaron las inaceptables “pescas milagrosas” que no eran más que secuestros masivos, las extorsiones, los asesinatos y la imposibilidad de salir de las áreas urbanas, donde tampoco había seguridad. La silla vacía del Caguán fue la muestra del desdén de las farc por la paz en Colombia al cierre del siglo XX.
Llegó el siglo XXI y con él la propuesta de la seguridad demócratica para recuperar a Colombia para los colombianos. De mediados del 2002 en adelante no se escatimó esfuerzo alguno por parte del gobierno nacional para sacar a los terroristas de su zona de confort, se acorraló a los terroristas y fue el momento de más desmovilizaciones de todos los criminales en Colombia. A esta se le inventaron la narrativa de numerosos falsos positivos, cuando fueron unos pocos, condenable, de algunas iniciativas individuales de descarriados militares.
Luego de un estado fallido de finales del siglo XX, se consolidó el país del 2002 al 2010 y la economía y la productividad con base en la seguridad se dispararon como nunca antes en la historia Republicana. Luego se elige erróneamente a Juan Manuel Santos quien, como ocurre cíclicamente, desmontó lo que se había logrado y entrega en 2016 el país a las farc, compra su nobel de paz y empieza a consolidarse la hecatombe que hoy estamos padeciendo. El tibio gobierno de Iván duque en sus cuatro años no logra enderezar el camino en materia de seguridad.
En 2022 comienza la “paz total” que ha sido el fracaso total para los colombianos y el éxito del rearme para los grupos delincuenciales. Las cifras que nos da el presidente Petro, ágilmente manipuladas, no cuadran y ha vuelto como hace 25 años el secuestro masivo, el narcotráfico, la extorsión y los asesinatos. ¡Colombia necesita que vuelva la seguridad ya!
¿Será dándole órdenes a la fuerza pública de no disparar a los delincuentes o de esconderse de ellos, cómo recuperaremos la seguridad?
¿Se les olvidó que entre 1998 y 2002 la orden presidencial fue sacar a la fuerza pública de los municipios que fueran atacados? ¿Dónde estaba en esa época el actual ministro de defensa? ¡Colombia necesita recuperar la seguridad ya!
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