Las obras más importantes de y para Colombia en el siglo XXI pasan por Antioquia, muchas de ellas se han visto en dificultades por la animadversión de Petro con nuestro departamento y su dirigencia.
Ayer el orgullo antioqueño mostró con altura como se le responde a quien desde la presidencia siempre expresa odio por el departamento, desea dividir su territorio y hasta discursos con contenido racistas envía desde la misma región de Urabá.
Una de las cosas que más le gusta a los ciudadanos y especialmente a los electores, es ver a sus gobernantes impulsar grandes proyectos y ver como sus elegidos llegan con orgullo y emoción a inaugurarlas. Es también una inmensa alegría para el gobernante poder entregar esas obras al servicio de la comunidad y tomarse la foto que queda inmortalizada en la historia de ese municipio, región, departamento o país.

Es por lo menos paradójico que el presidente no haya pensado en la oportunidad histórica que tuvo de quedar en la memoria de todos los antioqueños como el gobernante que estuviera inaugurando los grandes logros de Colombia que pasan por el meridiano de nuestro departamento. Dirán algunos que eso no era lo que quería el actual presidente. Dirán otros que actuó conforme a su personalidad.
A riesgo de que se queden muchas por fuera, mencionaremos algunos comportamientos desinteligentes del presidente Petro que hoy lo inmortalizarán como el gran enemigo del desarrollo de Antioquia y con el cual castiga también a todo el país.
Comencemos por decir que si dentro de los plazos establecidos para desembolsar los recursos del Túnel del Toyo, el presidente los hubiese entregado, estaríamos adportas de tener la inauguración del túnel más extenso de Latinoamérica y en la cinta estaría el primer mandatario de los colombianos cortando e inaugurando, nadie jamás podría borrar de esa fotografía en el resto de la historia de Antioquia y de Colombia, que fue el presidente Petro quien facilitó que la obra se culminara exitosamente y quién hizo su apertura e inauguración. Desaprovechó el momento que la historia del país le puso en bandeja de plata. Ahora todos lo recordaremos como el presidente que hizo que Colombia, Antioquia, occidente y Urabá retrasaran su desarrollo.
Las vías del Suroeste y sus inmensas dificultades de terminación, hablarán en sus escrituras sobre la animadversión del presidente con esta región y toda Antioquia, sin contar que en este gobierno tuvo el mayor atentado contra su autonomía territorial con las famosas APPA que ordenó sembrar arroz en Concordia y Betulia. Tampoco fue preciso invitar al primer mandatario a la inauguración de la nueva vía Medellín Caucasia precisamente por su postura contra Antioquia.
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Lo mismo podríamos decir del retraso en que sometió al metro de la 80 en Medellín; lo que podría igualmente plantearse con la excusa de no entregar todos los recursos de compromisos de la nación con el departamento, porque iban para el acueducto de Urabá. Ni lo uno, ni lo otro y el resultado catastrófico son dos años de parálisis de las obras de infraestructura más importantes en el departamento de Antioquia. Y por fortuna, Antioquia tiene un gobernador que hará realidad el acueducto para Urabá. Y el Bajo Cauca sí que ha padecido sus promesas incumplidas y el gran abandono del actual gobierno nacional.
Y ni mencionar los ataques por tratar de destruir, acabar y liquidar a EPM. Pero sin olvidar jamás como a la salud de los antiqueños a través de sus mejores EPS, también les ha pegado una puñalada de muerte que nos tiene en verdaderos cuidados intensivos.
Para finalizar, aseguran muchos ciudadanos que conocen del tema, que de no ser por el tesón, capacidad y decisión de los grandes empresarios que están construyendo Puerto Antioquia en Turbo, tampoco sería posible que esta megaobra que es para todo el continente, y casi para el mundo, tampoco hubiera visto la luz en el mar de Urabá, si ella dependiera del actual gobierno nacional.
¿Cuánto le cuesta a la macroeconomía del país tener sus obras aplazadas, retrasadas y no ejecutadas en su totalidad para el servicio de la comunidad toda?
No entendemos qué sangre corre por las venas de algunos antioqueños que celebran estas amenazas reales y aplauden a rabiar cada estocada que Petro anuncia contra nuestro departamento. Eso se llama ni más ni menos, traición a la patria antioqueña.
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